Conoce las claves del conflicto de la Semana Santa de Zamora

La guerra abierta entre las cofradías mezcla la frustración por la ausencia de Museo con la petición de transparencia y los problemas con los pasos en las Edades

La Conversión del Centurión, uno de los pasos del Museo que alberga la Catedral.

La Conversión del Centurión, uno de los pasos del Museo que alberga la Catedral. / Archivo (Alba Prieto)

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Luz y Vida, Tercera Caída, Buena Muerte, Vía Crucis, Vera Cruz Santo Entierro y Resurrección firmaron una carta para presentarla en el Consejo Rector cuyo contenido no ha trascendido públicamente, pero en la que se quejaban de las formas de la convocatoria de la cita y que no hubiera habido reunión de balance tras la Semana Santa. Al documento se adhieren también Yacente y Esperanza, pero no se llega a presentar públicamente porque la presidenta, Isabel García Prieto, les gana por la mano a las cofradías díscolas y presenta la dimisión, la suya y la de todo el Consejo de Gobierno. Siete Palabras se mantiene fiel García Prieto y los suyos como, se supone, Capas Pardas.

Es el último capítulo de unas desavenencias que vienen de largo y que ya se escenificaron en la última asamblea de la Junta pro Semana Santa, con la clamorosa ausencia de los representantes de Vera Cruz, Santo Entierro y Buena Muerte y el voto en contra de cuentas o presupuesto de alguna otra hermandad.

¿Qué pasa en la Semana Santa de Zamora?

¿Qué pasa en la Semana Santa de Zamora? Pues es difícil de precisar. Hablando con unos y con otros la idea es que existe una gran frustración con la marcha de las obras del Museo de Semana Santa, que obliga a sacar las procesiones no precisamente de la mejor manera, que hay descontento con la "personalista y poco transparente" forma de hacer las cosas de García y su gente, además de no apreciar capacidad de reacción ante retos del futuro inmediato que se ciernen sobre la Pasión zamorana, como qué hacer con los pasos que están en la Catedral de cara a las Edades del Hombre si tienen que abandonar la seo, no tanto por el caso de Redención como por Longinos y la Conversión del Centurión que no caben en ningún lugar debido a que necesitan una puerta de un mínimo de seis metros de altura.

Obra del Museo, pendiente de adjudicación. | J. N.

Obra del Museo, pendiente de adjudicación. | J. N. / Carlos Gil Andrés

Nadie del sector crítico quiere hablar para no enturbiar aún más una situación en la Semana Santa zamorana con la que nadie está cómodo, por lo que hay que recurrir a fuentes indirectas.

Una queja unánime es la no convocatoria de Consejo Rector para analizar la Semana Santa de 2024, como se hace todos los años. Huelga este año hacer la reunión ante una Semana Santa inexistente, pasada por agua, dice el sector oficial, pero las cofradías entienden que la reunión se debería haber hecho. Además la cita extraordinaria del Consejo "estaba mal convocada. No estábamos de acuerdo con el orden del día", dicen unos, "eran puntos muy subjetivos y no sabíamos a qué atenernos", añaden otros. Pero en ningún caso el escrito en contra de las nueve cofradías era "un intento de motín, ni un golpe de estado".

Los puntos eran "informe de la Junta de Gobierno y decisiones al respecto", una fórmula habitual en todas las convocatorias, y "propuestas de los miembros del Consejo para el mejor desarrollo de las funciones de la Junta pro Semana Santa, su mejor gobierno y decisiones al respecto, si procede".

El contenido de este punto es el que tenía desconcertado a los críticos, que tenían designado un portavoz para presentar su escrito en petición de más transparencia, que no salió de la carpeta ante la dimisión de la presidenta: ya no tenía objeto.

Sorpresa

Los críticos reconocen que el movimiento de Isabel García "nos ha pillado por sorpresa. Había rumores de que esto iba a saltar, pero no esperábamos que fuera este miércoles". En todo caso, indican las mismas fuentes, "las cosas no se estaban desarrollando bien. Isabel y los suyos estaban encerrados una concha y no se deban cuenta de nada". De hecho, en las reuniones con el prelado tras las ausencias de la asamblea general lejos de ser un rapapolvo para los críticos, "se ha descubierto muchas cosas al obispo, se le han abierto los ojos".

Un motivo grande de preocupación en las cofradías son los rumores que circulan en el sector de la construcción de que ninguna empresa se presentará a la obra del Museo (el plazo finaliza el próximo jueves, 11) porque el incremento del coste de la contrata se debe sobre todo a la atarjea, no a que se haya subido el precio del resto de los conceptos.

Si no hay ofertas el panorama que se abre ante la Semana Santa de Zamora es terrorífico: sin Museo ni visos de tenerlo a corto plazo. Y es que, argumentan, tirar el Museo fue una mala decisión y el nuevo se debería haber hecho en otro sitio.

El sector oficial recuerda que fue una decisión unámine tras un trabajo intenso por buscar ubicación tras el que se tomó lo que parecía la mejor solución: hacerlo en el mismo solar que el existente. Los problemas, argumentan, no se han debido ni a la Junta de Semana Santa ni a las instituciones, sino a los imponderables del abandono de una obra.

"No hay ni un duro"

Las críticas se centran también en la falta de transparencia de la gestión económica, sobre todo por el coste de la carpa que no se ha buscado reducir con fórmulas más imaginativas. Cuentas y presupuestos, añaden, se han realizado con partidas poco claras y, en definitiva, "la Semana Santa no tiene ni un duro" y por eso sus dirigentes "abandonan el barco".

El sector oficial siempre ha dicho que las cuentas tienen las patas muy cortas: la Junta de Semana Santa no tiene ingresos propios, vive de subvenciones y se limita a los gastos mínimos, y entre ellos el más necesario, las carpas.

Los críticos se preguntan cómo se va a solucionar el problema de la acogida de Longinos y la Conversión del Centurión en otro lugar durante las Edades del Hombre si tienen que abandonar la Catedral con una Junta sin dinero y sin ideas. Son algunas de las razones para pedir un cambio de rumbo, que, sin embargo, no parece tener aún una alternativa organizada para pilotarlo.

El sector oficial cree que los críticos destilan machismo y clasismo: "No pueden ver a una mujer, un carpintero o un carnicero dirigiendo la Semana Santa de Zamora".

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