Opinión | Zamoreando

De fiesta

Además de Renova con sus paraguas "bermejos" yo adornaría más calles emblemáticas

Techos de paraguas con los colores de la seña bermeja

Techos de paraguas con los colores de la seña bermeja / Ana Burrieza

Salta a la vista, Zamora está de fiesta. Zamora se ha vestido de fiesta. A su manera, Zamora vive la fiesta en honor a San Pedro. La disidencia no se muestra contenta. Los que tienen ganas de divertirse están locos de contento. Hay división de opiniones. Es difícil poner a todos de acuerdo. Y es una pena, porque el enfurruñamiento no deja percibir la alegría festiva, no permite adentrarse en la fiesta y vivirla como corresponde.

Todos los días, en lugar de apagarse lentamente, Zamora debiera encenderse a golpe de fiesta. Sé que es mucho pedir, hay que trabajar, pero estos aires no nos vienen nada mal. El zamorano es mortecino por naturaleza y hay que ponerle el "mixto" de la fiesta, la que sea, para verle disfrutar. Da igual vestido de nazareno que con la camiseta de la peña que sea. Aunque no hace falta pertenecer a peña alguna para vivir y disfrutar la fiesta.

Salgamos todos a tapar la calle, a compartir, a disfrutar. Da lo mismo dónde hayan ubicado los chiringuitos. No busquemos polémicas donde no las hay. Bebamos y comamos moderadamente y ¡a vivir que son dos días! Pues claro que todo es francamente mejorable, pues claro que podría haber más espectáculo callejero, más fiesta en definitiva, pero esto es lo que hay, esto es lo que nos ha sido dado, si a quien corresponda el caletre no le da para más, pues mire, qué le vamos a hacer.

Además de Renova con sus paraguas "bermejos" yo adornaría más calles emblemáticas de Zamora con otras de las muchas señas de identidad que nos acreditan y, ¡hala! "Gloria a Dios en las alturas recogieron las basuras de mi calle ayer a oscuras y hoy sembrada de bombillas". En la canción suena bien, en la realidad zamorana la cosa cambia bastante. Las basuras, ahí siguen al pie de los contenedores que debieran haberse soterrado hace tiempo y no que forman parte de un mobiliario urbano indeseado. Las calles, no es que estén muy iluminadas que digamos. En cuanto se apagan los escaparates, pues, eso, ¡apaga y vámonos! De las bombillas festivas, ni rastro. Qué quiere que le diga, unas poquitas diseminadas por aquí y acullá no hubieran estado mal. Debe ser cosa del presupuesto.

Así y todo, ¡bienvenida fiesta!

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