La alfarería de Zamora "está en la UCI"

Artesanos analizan la situación que atraviesa el sector, que repercute en la disminución de alfareros en la muestra tradicional de Zamora

Público en la feria de la alfarería tradicional el martes por la tarde. | J.L. F.

Público en la feria de la alfarería tradicional el martes por la tarde. | J.L. F. / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

La plaza de Viriato, desde hace varias ediciones, presenta los puestos más espaciosos y en esta ocasión, se evidencian zonas más amplias carentes de artesanos en la feria de la alfarería popular.

Las apreciaciones de los visitantes de una plaza más vacía, la refrenda los números. Hace una década la Feria de la Cerámica y Alfarería Popular de Zamora reunió a 102 profesionales, 44 de ellos alfareros, frente a los 68, de ellos 31 alfareros, de este San Pedro, repitiéndose la procedencia de varios de los profesionales ante ausencia de peticiones para asistir de otros centros alfareros.

"El sector está en la UCI". Así de taxativo se muestra el veterano alfarero José Antonio Añón Lista. El gallego prosigue: "Si te fijas en la feria, los alfareros pasan de 50 años y yo me retiro este año".

Exhibición de barro en la feria de la alfarería

Exhibición de barro en la feria de la alfarería / JOSE LUIS FERNANDEZ

Este artesano coruñés, de Buño, que desde hace más de dos décadas asiste a la muestra es de los pocos con puesto en Viriato que tiene asegurado la continuación de su alfar, dado que su hijo ha tomado el relevo hace un par de años, pero "realmente es un caso raro", remarca.

"Hay muy poca gente joven que siga en el oficio. En España se cuenta con los dedos de las manos y me sobra alguno… es una pena", agrega.

José Antonio Añón Lista

José Antonio Añón Lista / JOSE LUIS FERNANDEZ

De la feria de Zamora pone en valor que la presencia de los profesionales sea gratuita y la fuerte tradición. "¡No me explico todavía cómo la gente compra año tras año en una ciudad pequeña!, dice esbozando una sonrisa.

El artesano gallego apunta que un aliciente para acudir a la muestra podría ser el respaldo económico a los productores de fuera.

La feria de Oleiros, en Coruña, "tuvo problemas para encontrar algunos artesanos que quisieran acudir, la organiza el Ayuntamiento y ahora pagan el kilometraje según la ley, y diez euros por día al taller que acudía y este año 15 euros" para la manutención, ejemplifica.

Francisco Saavedra Leva

Francisco Saavedra Leva / JOSE LUIS FERNANDEZ

Francisco Saavedra Leva, de Salvatierra de Los Barros en Badajoz, que desde hace 30 años acude a Zamora, enumera con cierta tristeza algunos de los alfares cercanos a la ciudad que ya no asisten como "de Taragabuena, de Valladolid o unos chicos de Aragón y si pienso un poco me salen muchos más compañeros que ya no asisten", algunos es "por ley de vida" y otros porque "no ha habido renovación".

En este sentido apunta que su pueblo, donde en el siglo pasado llegó a haber 130 alfareros ahora solo quedan en activo 15 que rondan los 60 años y "no hay relevo".

Por su experiencia, el ámbito de las ferias "es lo único que en los últimos años nos ha ayudado a mantener la alfarería, pero también las ferias van disminuyendo". El profesional no ve fácil una solución, pero tiene claro que habría que fomentar vías "para favorecer la incorporación de nuevos artesanos". El apoyo económico para acudir sería "un aliciente" para que nuevas personas "se enganchen".

Enumera que en la feria de alfarería de Avilés "se da un kilometraje y alojamiento, en Oleiro, el kilometraje y una ayuda diaria de manutención y otra en Lugo, que arrancó el pasado año, también se ayuda a los participantes de lejos".

Víctor Santillán con algunas de sus piezas

Víctor Santillán con algunas de sus piezas / JOSE LUIS FERNANDEZ

El valor patrimonial de la alfarería lo esgrime Víctor Santillán Ugarte, quien remarca que la feria zamorana "es la 51 edición lo que quiere decir algo, es emblemática dentro del mundo de la alfarería de España" y "cuenta con el apoyo de la gente de Zamora que la sienten como uno de los elementos fundamentales de las fiestas de San Pedro" y además él apostaría "por ofrecer un plus".

Este cántabro comparte que "entre los alfareros hay algunos que son la cuarta y hasta la quinta generación de alfareros, hay un patrimonio, unos modos de trabajar, un lenguaje, etc. que se van a perder y que, todavía hoy, se pueden dar a conocer" a través de exposiciones, en colaboración con el Museo Etnográfico o el Parador. "Objetivamente un cuenco de acero inoxidable es más barato y dura más, pero un cuenco hecho en barro conlleva un oficio, un patrimonio, una cultura y sino pones en valor ese valor patrimonial, al final una feria de cacharros se convierte en una de sandías".

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