Zamora, siempre una "buena" plaza

La 51 edición de la Feria de la Cerámica cuenta con varios artesanos debutantes desplazados desde las provincias de Segovia, Cáceres, Granada o desde Francia

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Contaba con solo 15 años cuando Mónica Gómez Candelas, de Segovia, acudió con sus padres, quienes se han dedicado durante más de 40 años al mundo del esmalte. Tras estudiar Bellas Artes ha tomado el relevo al tiempo que da rienda suelta a otras facetas creativas como la escultórica, tal y como se comprueba en su puesto.

La profesional solicitó formar parte de la Feria de la Cerámica y la Alfarería Popular de Zamora "por ese buen recuerdo que tenía de mi niñez", comenta esbozando una sonrisa.

La artesana pone en valor el interés del público que pasa por la plaza de Claudio Moyano, ya que existe "una cierta predisposición y una cultura por haber visto cualidad, variedad y cantidad de obras y cuando ven cosas distintas se interesan y eso se agradece, pues no critican los precios o pasan sin mirar tan siquiera la piezas que ofreces", desgrana la segoviana que trabaja la técnica cuerda seca "muy laboriosa", apunta detallando los procesos que efectúa con cada una de las obras, evidenciando la pasión que pone en cada una de esas obras únicas y que firma con sus dos apellidos, pues de ellos "aprendí el oficio", comenta.

Zamora, siempre una "buena" plaza

François Marquet junto a uno de sus animales / J.L. F.

Desde Saint Béat, una población del Pirineo central francés al norte del Valle de Arán, acude François Marquet. Este artesano galo, con 30 años de oficio, desde hace unos años participa en ferias que tiene lugar en Castilla y León. "En muchas ocasiones me habían hablado de la de Zamora como la más interesante. He hecho Burgos, Palencia, Valladolid y Salamanca y creo que tenían razón. Es una excelente feria porque el público está muy receptivo y se valora el producto de la artesanía como en Portugal o en Italia", testimonia delante de sus piezas de animales de múltiples tamaños una temática que "en Francia se trabaja poco".

Zamora, siempre una "buena" plaza

José Luis Martínez Florido con sus piezas / J.L.F.

Desde Saint Béat, una población del Pirineo central francés al norte del Valle de Arán, acude François Marquet. Este artesano galo, con 30 años de oficio, desde hace unos años participa en ferias que tiene lugar en Castilla y León. "En muchas ocasiones me habían hablado de la de Zamora como la más interesante. He hecho Burgos, Palencia, Valladolid y Salamanca y creo que tenían razón. Es una excelente feria porque el público está muy receptivo y se valora el producto de la artesanía como en Portugal o en Italia", testimonia delante de sus piezas de animales de múltiples tamaños una temática que "en Francia se trabaja poco".

Desde hace cinco años Marquet tenía el objetivo de venir a Zamora y hasta ahora no lo había solicitado "por falta de tiempo" para acudir y lamenta la excesiva burocracia para participar. "Tendrían que pedir menos papeleo", sugiere en un perfecto castellano.

Zamora, siempre una "buena" plaza

Gema Calderón con sus obras / J.L.F.

"Las sensaciones son muy positivas en cuanto a la organización. Hemos pillado ola de calor y empezado en domingo, por lo hemos comenzado un poco con el pie cambiado" aporta entre risas Miguel Ángel Lorente. El "público se interesa por nuestro trabajo que tiene una vinculación con la tradición ceramista japonesa unido a nuestra creatividad", describe este profesional que se ha desplazado desde Granada con su pareja Saika Taku. Ella detalla que acuden tras los "excelentes comentarios" sobre la feria de Zamora. "Los compañeros ceramistas del sur nos hablaron muy bien de la feria de Zamora, la mejor feria de cerámica de España, y por eso nos hemos animado pese a las ocho horas de coche de viaje", sentencia.

Zamora, siempre una "buena" plaza

Miguel Ángel Lorente entre cuencos para té y para café / J.L.F.

Trabaja en su taller y la venta la realiza mayoritariamente de manera on line, pero una vez al año hace una feria para mantener el contacto con los compañeros y ver qué hace en el gremio. Este año, una amiga que tiene en la ciudad, la animó a pedir plaza en la feria de la ciudad. Fue pedirlo y... besar el santo, pues logró contar con un puesto. "Suelo acudir a ferias más pequeñitas" y lo que está percibiendo le mueve a hablar a esta profesional de Madrigal de la Vera, en Cáceres, de un "alto nivel" de la muestra, entre otros motivos por la aceptación de sus piezas de porcelana "que están gustando" o por la gratuidad del puesto, lo que, sin duda, supone un aliciente.

José Luis Martínez Florido, de Madrid, regresa a la plaza zamorana tras siete años de ausencia por deseo personal. Para este junio solicitó lugar por el buen recuerdo de las anteriores ocasiones, afirma en el interior de su puesto situado junto al edificio de la Biblioteca Pública de Zamora. ¿Por qué repite? es interpelado. La respuesta no se hace esperar. "Es una feria buena" y ahonda: "Venimos a exponer y a vender". En su decisión también pesó las características de la ciudad. Desde su punto de vista "es un lugar muy atractivo. Zamora reúne muchos atractivos" ahonda este hombre que gusta "de patear" los lugares que visita antes de que las feria abran sus puertas al público. Martínez atestigua que "soy selectivo a la hora de acudir" a las ferias por "el tamaño de mis obras" y por "mis precios" aporta este hombre que desde que estaba en la escuela de cerámica ha abordado la temática "romántica", paraguas bajo el que plasma fachadas de casas rurales, entre otros temas, que no hace obra por encargo pues "el barro tiene que ser algo libre".