Entrevista | Diego Ventura Rejoneador

"Mi primer festejo profesional fue en Tábara y lo recuerdo con mucho cariño"

"Como buen entendido, el público zamorano exige, pero se entrega mucho y se vuelca con los toreros cuando ven que uno lo hace"

El rejoneador Diego Ventura posa junto a uno de los caballos de su cuadra. | L.O.Z. (Archivo)

El rejoneador Diego Ventura posa junto a uno de los caballos de su cuadra. | L.O.Z. (Archivo)

Diego Ventura puede presumir de ser la máxima figura del rejoneo tras más de 25 años de alternativa. El luso es un viejo conocido de la plaza y la afición zamorana, donde volverá este sábado con motivo de la feria taurina de San Pedro.

–El sábado torea en Zamora. ¿Cómo lo encara?

–Con muchísma ilusión ya que, en Zamora, he toreado muchos años, he triunfado bastante y es una zona muy aficionada al mundo del toro y el caballo, al haber ganaderías y gente dedicada al campo. Hace que sea una corrida especial.

–Como dice, la de Zamora es una plaza que conoce bien. ¿Qué sensaciones ha tenido en ella?

–He toreado muchísimo, incluso, más de diez veces. Es una plaza en la que, desde mis inicios, contaron conmigo y lo tengo que agradecer muchísimo. Le tengo gran cariño.

–¿Cómo es la afición zamorana? ¿Responde bien?

–Como buen entendido, es un público que exige, pero que se entrega mucho con los toreros. Cuando ven que uno se entrega y se esfuerza, la gente lo ve y se vuelca.

–Compartirá cartel con dos novilleros, ¿el nivel de exigencia y la competencia son diferentes para usted?

–No. Torear me motiva, me apasiona y compito contra mí mismo. Quiero estar bien y mejorar cada tarde, hacer cosas mejores que las de otros días. En Zamora, se va a hacer un cartel muy innovador, con dos novilleros en boca de toda la afición, muy jóvenes, con muy buen corte de torero y que la afición está deseando ver. Es un cartel muy bonito, algo especial, y creo que la Fiesta también tiene que tener ese punto de cosas diferentes.

–¿Cómo está yendo la temporada?

–Francamente bien. Muy bonita y con muchísimos triunfos. Haber estado en ferias como Castellón, Nimes, Sevilla, Jerez, Madrid,.. aparte de ser triunfador de todas, las sensaciones; por ejemplo, la tarde de Sevilla fue muy bonita, cuajé un toro muy a mi gusto. Y la de Madrid, igual, toreé un toro que no me lo puso fácil, pero estuve muy emocionado, fue muy bonito.

–Este mes, ha abierto la puerta grande de Las Ventas por 19ª vez. ¿Qué siente al atravesar esa puerta de los sueños?

–Una felicidad tremenda porque son días de mucha responsabilidad y muchos sinsabores; entrenando los días previos, tienes muchísima presión, te sientes mal, no disfrutas. Todo lo que has entrenado, esforzado, los días sin dormir,.. cuando llegas a la plaza y sale, te sientes muy afortunado y muy contento porque, muchas veces, te esfuerzas y luchas y no salen las cosas. Esos días tan importantes, que no puedes fallar, te sientes my orgulloso del esfuerzo. Madrid fue la plaza que me dio a conocer y ha levantado la carrera temporada tras temporada. Siempre ha sido como el examen final. Cada año, tener que arreglar la temporada con Madrid no es fácil. Pero, desde el minuto uno, se entregó conmigo y yo siempre he ido muy entregado, sé el gusto de la afición de Madrid y lo que quieren ver: verdad y pureza. Las semanas anteriores, me esfuerzo mucho por que las cosas salgan redondas, como a ellos les gustan.

–También ha salido una decena de veces por la Puerta del Príncipe de Sevilla. Salir a hombros de esa plaza también será especial...

–Sí, muy especial. Sevilla y Madrid han sido las plazas que me lo han dado todo. Creo que mi corazón está dividido entre las dos. Si Sevilla es especial porque vivo aquí y me siento de aquí y la gente me arropa, también es la plaza donde peor lo paso. Esa responsabilidad de estar entre los tuyos y saber que la gente te espera cada año y esperar ese día con tantas ganas, hace que sea una tarde difícil. Cuando salen las cosas, como este año, es muy bonito. Es una plaza de una belleza extrema y de una categoría y sensibilidad especial.

–Cuando tenía 14 años, sin llegar a la edad legal permitida, tuvieron que falsificarle los papeles para que pudiera torear y así empezó, en esta provincia, en Tábara...

–A Zamora le tengo un gran cariño también por eso. Mi primera novillada como profesional, entre comillas, mi debut, fue allí. Recuerdo aquel día como si fuese hoy. He toreado muchas tardes que se me han olvidado, pero esa la recuerdo con muchísimo cariño. Creo que no pude disfrutar más y creo que aquel día marcó mi sino, en el sentido de que las semanas anteriores, mi padre me pegaba una bronca todos los día porque no me salían las cosas, era petardo tras petardo. Ese día, mi padre también toreaba, yo iba solo con la cuadrilla y sin experiencia; el día antes, estuve toreando una vaca y fue de los petardos más grandes que he pegado, mi padre me dijo de todo, que no podía ir así, y yo le respondí: esto es hoy, a ver mañana qué pasa. Había un premio para los novilleros y lo gané yo. Fue de esos días que Dios ayuda, salió un novillo extraordinario, lo cuajé muy a gusto, lo maté muy bien, corté las orejas y el rabo. Estaba el más feliz del mundo por ser el triunfador de la tarde.

–Ahora, es la máxima figura del toreo a caballo, pero el camino no habrá sido fácil, ¿verdad?

–Si, en el toreo, es difícil todo, desde ser mozo de espadas hasta banderillero o cualquier cosa; imagínate ser figura del toreo a pie, es casi imposibile. Pero creo que a caballo aún es más difícil, entre otras cosas, por los gastos que conlleva mantener una cuadra, encontrar caballos y ponerlos al nivel. Es dificilísimo porque se tienen que reunir tantas cosas y luchar tanto, que yo he tenido esa gran suerte. Desde mis inicios, siempre tuve en la cabeza querer llegar. Nunca se me pasó por la cabeza que Dios me iba a dar tanto: cortar un rabo en Madrid, tener 19 puertas grandes en Madrid,... cosas que he podido sentir a lo largo de mi vida, que han sido únicas. Me siento muy afortunado.

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