Opinión

Y pudiendo ir volando, para qué tengo que ir andando

A los sectarios lo mejor que se les da es hacer de algo insignificante algo que pueda parecer trascendente

Paraguas decorativos en la calle Renova. Fiestas de San Pedro.

Paraguas decorativos en la calle Renova. Fiestas de San Pedro. / Ana Burrieza

Es parte de la campaña de Aena, protagonizada por David Bisbal: "Y pudiendo ir volando para que tengo que ir andando". Pues, podría responderse que, entre otras cosas, serviría para contaminar menos. Porque los aviones contaminan cosa fina. Desde luego muchísimo más que los automóviles, por poner por caso. Y a los automovilistas se les está obligando a tirar sus coches a la chatarra y a comprarse unos nuevos, de tracción eléctrica, cuyo precio duplica el de los automóviles convencionales. Y la gente, aunque sea a regañadientes, ha entrado por el aro y lo está aceptando. Porque algo hay que hacer para ir disminuyendo la contaminación. De manera que los que utilizan aviones privados o vuelos individuales para moverse por España, sea o no para conciertos, también podrían hacer un esfuerzo y limitarlos a los que se hagan imprescindibles. Porque, sea para bien o sea para mal, todo llega a sumar o a restar contaminación.

A estas alturas del siglo XXI, nadie duda de la importancia de los aeropuertos en cuanto a facilitar el establecimiento de los vuelos. Pero tampoco pone en tela de juicio que mientras los aviones continúen contaminando a todo tiplén el medio ambiente estará hecho unos zorros. No sería tan descabellado usar medios de transporte alternativos siempre que sea posible. No quiere decir que haya que hacerlo en globo, o sobre una mula torda, pero los trenes eléctricos, de alta o de media velocidad, están ahí, al alcance de la mano, para ayudar a ello.

Estas y otras cosas más chocantes se han podido ver o leer en los días, previos a las Ferias de San Pedro. Como también lo de los diecisiete millones en subvenciones que se están llevando los grupos políticos del Congreso y el Senado, a mayores de las retribuciones de los asesores, gastos de oficina y los que son propios de los sueldos y las dietas de los senadores y diputados. Unos diecisiete millones que, al parecer, solo están justificados en un cincuenta por ciento. Mientras, el otro cincuenta por ciento, que no es empleado en los gastos propios de la actividad parlamentaria, van a parar, parece ser, a las arcas de los partidos políticos. Es la "mesa" de ambas cámaras la que tiene potestad para exigir su justificación. Pero, por la razón que sea, hasta la fecha nunca lo ha considerado necesario u oportuno. Dígase de una vez si se trata o no de fondos reservados, como ocurre en los aplicados a la defensa y seguridad del Estado. Pero dense explicaciones de su uso.

Menos mal que en Zamora con tanto volaverunt no se ha perdido la presencia de los gigantones, ni el olor a ajos, que son parte imprescindible de las "fiestas". Como también lo son las notas de buen humor salidas de las peñas. Otra cosa que ha podido llamar la atención estos días ha sido la declaración de un alto ejecutivo señalando que la madera de líder se ponía de manifiesto entrando el primero al trabajo y saliendo el último. Pero, difícilmente lo entenderá un trabajador de una cadena de montaje o una cajera de supermercado que hace una labor tan importante como poco entretenida, repitiendo una y mil veces la misma o similar operación. Menos mal que hay otros que entienden que un buen líder es aquel profesional que hace bien su trabajo, proponiendo sugerencias y mejoras, y tomando decisiones que ayudan a la buena marcha de la empresa, con independencia del número de horas empleadas.

En el bosque de Valorio el abejaruco y la oropéndola, llegados hace unas semanas para el periodo estival, disfrutan de la poesía hecha música inspirada en Agustín García Calvo. Mientras, a doscientos cincuenta kilómetros, grupos de vecinos y asociaciones próximas al estadio "Santiago Bernabéu", intentan pararle los pies al "Real Madrid" en su afán de recaudar dinero a costa de molestarlos a base de los decibelios generados en los conciertos multitudinarios del nuevo estadio.

Aquí, como en otras partes, el fin de curso de las escuelas y la universidad facilita la presencia en la calle de la población más joven en saraos y conciertos. Mientras, en Madrid, su presidenta ha montado un pollo poniéndose del lado de un presidente extranjero (Argentina) en detrimento del presidente de su propio país (España). Y no contenta con eso le ha otorgado una medalla de alta distinción al líder de "la motosierra", que esta vez ha tenido la deferencia de no usarla en tierras españolas. Un presidente que, de un tiempo a esta parte, se encuentra enfrentado al presidente del Gobierno español. Dándose la paradoja de que la citada presidenta es una ferviente admiradora del estilo del expresidente de los EEUU, Donald Trump, quien, como es sabido, en su campaña electoral hizo famoso aquello de "The first America", o sea, "Primero América"(Y después ya veremos). Algo que, por otra parte, no deja de ser lo más próximo al sentido común.

Siempre hay cosas que llaman la atención. Unas más que otras. Aquí mismo, ha habido gente que ha cargado las tintas contra los paraguas que hacen de techo en la calle de La Renova luciendo la bandera de Zamora. Casualmente son los mismos que no han dicho ni pio sobre el nuevo aplazamiento de la construcción del Museo de Semana Santa, ni del Conservatorio de Música, ni de otras rémoras de mayor calado. Pero el caso es organizar protestas en función de donde puedan llegar los tiros. Y es que a los sectarios lo mejor que se les da es hacer de lo insignificante algo que pueda parecer trascendente.

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