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¿Contaminan la agricultura y la ganadería?

Los beneficios que estas actividades aportan superan los perjuicios causados

Vacas

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En las últimas décadas, el cambio climático ha emergido como uno de los principales retos a combatir por la comunidad internacional. Con el aumento de las temperaturas globales, el deshielo de los polos y eventos climáticos extremos, la comunidad científica y diversas organizaciones han puesto su foco en identificar y mitigar las fuentes de contaminación. Concretamente, entre los sectores señalados se encuentran la agricultura y la ganadería. En este contexto surge el famoso mito de que las flatulencias de los bovinos contaminan.

La agricultura y la ganadería son dos de las actividades más antiguas de la humanidad, y su importancia no puede ser ni subestimada ni cuestionada. Desde que el ser humano comenzó a cultivar la tierra y a domesticar animales, ha habido una transformación radical en la organización social y económica de las sociedades. Estas prácticas han permitido la sedentarización, el crecimiento de las civilizaciones y el desarrollo de tecnologías avanzadas. En la actualidad, ambos sectores no solo proporcionan alimentos esenciales, sino que también son la base de numerosas industrias, desde la textil hasta la farmacéutica, contribuyendo notablemente al producto interior bruto de muchas naciones.

Los pastizales y cultivos leñosos bien gestionados actúan como sumideros de carbono, absorbiendo CO2 de la atmósfera y almacenándolo en el suelo

Es innegable que la agricultura y la ganadería convencionales pueden tener impactos ambientales negativos. La deforestación para crear tierras de cultivo o pastoreo, la emisión de gases contaminantes provenientes del uso de maquinaria y la quema de residuos agrícolas, el uso de pesticidas y fertilizantes químicos e incluso las afamadas emisiones de metano de los rumiantes son algunos de los factores que contribuyen al cambio climático y a la contaminación del suelo y del agua.

No obstante, la agricultura puede presumir de ser el único sector capaz de producir emisiones y a su vez ejercer de sumidero de las mismas. Así, los pastizales y cultivos leñosos bien gestionados actúan como sumideros de carbono, absorbiendo CO2 de la atmósfera y almacenándolo en el suelo. Esta capacidad de secuestro de dióxido de carbono es una herramienta valiosa en la lucha contra el cambio climático. Además, el tratamiento adecuado de los pastos mejora la biodiversidad y la salud del suelo, proporcionando un hábitat idóneo para numerosas especies y mejorando la resiliencia de los ecosistemas frente a eventos climáticos extremos.

Adicionalmente, las labores agrícolas y ganaderas convencionales proporcionan materia orgánica esencial para la agricultura ecológica, como residuos de cosechas y estiércol, mejorando la fertilidad del suelo y reduciendo la dependencia de fertilizantes químicos. También, son fundamentales para la elaboración de productos artesanales con denominación de origen protegida (DOP), como quesos, embutidos, vinos y aceites, que generan ingresos para comunidades rurales contribuyendo a combatir la despoblación, preservan tradiciones culturales y siguen métodos más sostenibles con menor impacto ambiental.

Más allá de lo estrictamente ambiental, la producción agrícola y ganadera garantiza la soberanía alimentaria reduciendo la dependencia de importaciones, generalmente de menor calidad nutricional, en un mundo vulnerable a crisis globales como pandemias y conflictos geopolíticos.

Aunque es innegable que la agricultura y la ganadería tienen un impacto ambiental, es fundamental reconocer que los beneficios que estas actividades aportan superan los perjuicios causados. La clave, sin duda, está en encontrar un equilibrio y promover prácticas sostenibles que minimicen la contaminación mientras se maximiza la captura de dióxido de carbono, la fertilidad del suelo y la producción de alimentos de alta calidad. La innovación tecnológica, las políticas adecuadas y la conciencia ambiental pueden transformar estos sectores, convirtiéndolos en aliados en la lucha contra el cambio climático y en la garantía de la hegemonía tanto nacional como europea.

Profesor de Física y Analista de Datos

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