La historia del Minotauro y el hilo de Benavente

La primera referencia a la celebración del Toro Enmaromado relacionado con las fiestas del Corpus Christi se remonta hasta el año 1692

El toro enmaromado de Benavente, en un festejo antiguo.

El toro enmaromado de Benavente, en un festejo antiguo. / Cedida por Juan Carlos de la Mata.

"Comediante" ha sido el último que ha recorrido las calles del casco histórico de Benavente este miércoles víspera de la festividad del Corpus. Pero, antes que el ejemplar marcado con el número 87 y el hierro de la ganadería cacereña de origen navarro Zalduendo, han sido cientos los toros ensogados con ese "hilo de Ariadna" que, al otro extremo del que cruzaba de las laberínticas calles, se encontrarían con numerosos Teseos: los corredores que acuden desde diversos puntos de la geografía nacional e internacional para vérselas con el Minotauro que todos los años por estas fechas se adueña de la localidad.

Según cuenta el historiador y archivero municipal de Benavente, Juan Carlos de la Mata, ha cambiado la manera de correrlo. Lógicamente, las primeras carreras eran "más espontáneas" y "ahora vienen corredores preparados".

Los orígenes de este festejo popular que pone a la provincia de Zamora en el mapa de los toros de cuerda podrían ser previos, pero la documentación más antigua que se conserva referente a las fiestas con toros en la localidad está fechada en 1434. Ya en ese primer tercio del siglo XV, está documentado el desarrollo de distintas suertes taurinas en Benavente: toros alanceados, toros de muerte o encierros que se corrían, sobre todo, en las fiestas de San Juan y de Nuestra Señora. "El toro enmaromado era una de las suertes y la tenemos documentada en distintos momentos, pero no tenía una fecha fija, sino que, cuando había que celebrar algo, se recurría a distintos festejos taurinos y al toro de cuerda", relata De la Mata.

Uno de esos acontecimientos fue la visita, en 1554, de Felipe II cuando todavía era príncipe, en un viaje en el que se dirigía a Inglaterra. Al futuro monarca se le agasajó durante varios días y se celebraron diferentes festejos en su honor; entre ellos, un toro enmaromado. "Hay un documento que habla de que se enmaroma un toro y se compra una maroma para ensogarlo", cuenta el historiador.

Es en 1692 cuando aparece documentada la primera referencia a la celebración del Toro Enmaromado de Benavente relacionado con las fiestas del Corpus Christi. Concretamente, se menciona un "buey maromado". "Lo llaman bueyes, era ganado morucho, pero llega un momento en que llegan a aparecer toros y novillos", explica Juan Carlos de la Mata.

El historiador destaca, precisamente, las reses como una de las evoluciones principales del festejo. "Se ha cambiado el tipo de res; en el siglo XVIII, se sustituyeron por toros bravos y ha ido cambiando la presencia, la casta,... Ahora, tienen más cara y presencia". De la Mata alude también a que, al principio, se corrían toros de ganaderías cercanas, como el Conde de la Patilla o, incluso, se recurría al ganado bovino que se criaba en el monasterio de Moreruela, y ahora se compran toros de ganaderías "más prestigiosas". "Antaño, los toros no requerían ese pedigrí", dice. En este sentido, De la Mata opina que el Toro Enmaromado de Benavente "ha cogido tal fama, tal auge y la salida es tan espectacular que requiere toros que impacten".

Uno de los motivos por los que el historiador local asegura que el festejo se ha mantenido a lo largo de los siglos en esta fecha es por la figura del obligado del abasto, la persona a la que se concedía durante un año el suministro de carne a la villa. En las plicas para su concesión en 1675, se incluye la obligación de proporcionar el astado para la víspera del Corpus.

Aunque, para De la Mata, el festejo "arraigó tanto" que, cuando había que celebrar algo, como una victoria militar, un enlace real o un natalicio, se corría el toro. Así, ha habido ocasiones en las que se corrían "hasta en invierno, que hoy en día nos resulta raro".

Tanto arraigó la festividad que, durante la guerra de Cuba, cuando hubo "muchas dificultades" para correr el toro "porque se prohibió gastar en cosas festivas", los mozos "irrumpieron en el Ayuntamiento", buscaron una ganadería que suministrase la res y recurrieron "a un acaudalado para que lo costease; incluso, se hacían cuestaciones populares".

En las últimas décadas, "ha evolucionado en diferentes aspectos, pero tratando de conservar lo esencial y lo que era para aquellos que nos precedieron y que nos han legado este patrimonio etnográfico".

Como dice De la Mata, "no hay un benaventano que esté fuera y no añore estar aquí en este día".

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