Segundo Viloria, el arquitecto ecléctico zamorano

Antes de que arranque la reforma del Mercado de Abastos, Segundo Viloria quiso visitar el que fuera su edificio más emblemático en la capital. Y esta visita fue posible gracias al grupo zamorano Mejor Con Arte, cuyos actores interpretaron a varios personajes de principios del siglo XX, tanto conocidos —como el afamado arquitecto y el alcalde de la capital por aquella época, Isidoro Rubio— como anónimos, destacando un periodista de El Heraldo, que no perdía detalle para hacer la crónica de la visita, o una hortelana que se oponía a la construcción del mercado.

La recreación se enmarcaba dentro de la iniciativa "Las mañanas del mercado. Homenaje a Segundo Viloria", puestas en marcha por el Ayuntamiento de Zamora para conmemorar el centenario del arquitecto benaventano y poner en valor el Mercado de Abastos.

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Visita a la obra civil

Los visitantes que fueron guiados por esos insignes personajes, entraban en el edificio centenario con la lección bien aprendida, puesto que habían participado previamente en un recorrido por los edificios que tienen el sello Viloria en la capital, gracias a la colaboración en este evento de la Asociación de Guías de Zamora.

De clase media alta, este hijo de un chocolatero de Benavente pudo realizar sus estudios superiores de Arquitectura en la Escuela de Madrid, para regresar luego a Zamora, donde se convirtió en el arquitecto municipal, diocesano y provincial, nada menos.

Una terna que le hizo multiplicar sus proyectos, de diversa índole, como la restauración de iglesias —tal fue el caso de La Magdalena— como la llegada de los desagües a la ciudad o la instalación de la primera luz urbana.

Con respecto a la arquitectura civil, la visita se centró en promociones privadas, comenzando por la casa de Francisco Rodríguez, en plena Santa Clara, muy próxima a la plaza de la Constitución, que data de 1911 y donde se ve ese juego que tanto le gustaba con colores y mezclas de materiales.

En la misma vía está la casa de los Marqueses de Arjona, aunque solo es atribuible a Viloria por algunos elementos. "Se trata de un arquitecto ecléctico, no modernista", puntualizó la guía a los asistentes, a los que la lluvia no amedrentó en sus ganas por conocer algo más de la historia arquitectónica de la ciudad.

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Las dos casas de la familia de Ambrosio Bobo, en la calle Benavente, la casa de José Cid en San Torcuato, de estilo neomudéjar, las viviendas de Felipe Rodríguez y Valentín Prieto en la plaza de Sagasta o el edificio Merchán, junto a la iglesia de San Juan, completan la lista de edificaciones de Viloria. Esta primera parte del a visita finalizó en el edificio Gabino Bobo, que actualmente acoge un hotel, justo frente al Mercado de Abastos.

Guías de excepción

Allí esperaban a la comitiva el alcalde la ciudad a principios de siglo, Isidoro Rubio, y el propio Viloria, quienes mostraron las dos plantas del edificio. "Este espacio está diseñado para la compra y el disfrute", apuntaba el arquitecto, quien explicó que la planta inferior del mercado se había ideado en un principio como almacén, "pero luego se añadió como punto de venta y, como no había ventanales que dejaran pasar la luz, se hizo algo mucho más interesante: una instalación eléctrica. Así fue el primer edificio de Zamora, y de los primeros de España, en tenerla", destacó, añadiendo que cada puesto tenía luz, agua corriente y desagüe, incluso en el sótano, a dos metros por debajo de la altura de la calle exterior.

Nuevos materiales: mármol y acero

El mármol fue el material elegido para esta obra. "Estaba en boga y además vimos que es fácil de limpiar y nada poroso. Nos fijamos en el Mercado General de Barcelona para hacerlo así", comparó, despidiéndose de su público con un consejo. "No vengan a comprar el martes, pues es feria en Zamora y esto se llena de gente de toda la provincia".

Por su parte, Isidoro Rubio alardeó que suya fue la idea de este mercado, con el objetivo de sacar a Zamora de la imagen de provincia de agricultores y ganaderos. "Desde la máquina de vapor, no se ha visto un ingenio igual con esta construcción de aceros", aplaudió.

Final de rechupete

La original visita terminó de la mejor manera posible, una última parada para reponer fuerzas con productos de la tierra, gracias a la cata organizada por Exquisiteza, donde se pudieron degustar vinos y vermut, maridados con langostinos, chorizo o chocolate.

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Toda una experiencia que hará que los participantes recuerden a Segundo Viloria con un buen sabor de boca.

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