Entre resignado y satisfecho ha recibido el comandante zamorano Juan José Aliste la sentencia en la que el etarra Sergio Polo ha sido condenado a 100 años de cárcel por intentar asesinarle a él, a su hija y a unos amigos de ésta en el año 1995. Una sentencia que no hace más que "cerrar el expediente", explicó Aliste que es consciente que como el miembro de ETA ya ha sido condenado por otras causas "no es más que una condena teórica ya que esto no le va a añadir más años de cárcel". No obstante, el comandante muestra una pequeña alegría ya "que lo han juzgado y condenado". En muchos de los casos de atentado "los hechos prescriben pero en mi caso tuve suerte y le han condenado. Y es que el atentado contra este zamorano, natural de Rivas de Aliste, se sobreseyó por falta de autor y se reabrió en 2013 por un nuevo informe policial aportado por la Fiscalía de la Audiencia Nacional, según la información publicada ayer por la agencia Ical. La Sección Segunda de la Sala de lo Penal considera probado que Sergio Polo en la madrugada del 10 de noviembre de 1995 colocó en los bajos del vehículo del capitán de infantería del ejército, Juan José Aliste, un artefacto explosivo.

Juan José Aliste y el etarra Sergio Polo se vieron las caras en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional. "Nos miramos a los ojos, lo vi y él a mí pero en este tema he estado siempre muy tranquilo, no me ha afectado para nada", subrayó con gran entereza el comandante que siempre ha creído en la justicia y no en la venganza. "La venganza sería ser un poco como ellos, lo que hay que esperar siempre es que se haga justicia", relató Aliste.

Las amigas de la hija de Juan José Aliste explicaron en el juicio que la mañana del atentado, el comandante las recogió para llevarlas al instituto. Las dejó en la puerta del instituto a las 8.20 horas. El coche arrancó y recorridos unos cien metros, la bomba estalló. El capitán sufrió la amputación de las piernas y desde entonces precisa silla de ruedas y se le reconoció una incapacidad del 80%, según publicó ayer la agencia Ical.

El indicio más fuerte para condenar, continuaron las mismas fuentes, ha sido una carta mecanografiada en euskera que fue incautada en el domicilio que por aquellas fechas tenía alquilado el miembro de ETA Sergio Polo y donde también se encontró diverso material para preparar actos terroristas. En esa carta, un miembro de la dirección de ETA, apodado "Anboto" se dirigía a otra persona apodada "Lur" y comentaba el atentado de Salamanca: "no sabíamos que le habías metido tanto material, ¡y encima sale vivo!... nos dices que tuviste problemas para instalar la lapa daño el coche, pero puede haber dos factores?". La Sala considera acreditado que Sergio Polo tenía el apodo de "Lur" dentro de la organización terrorista, como así lo corroboraron documentos incautados a un comando en Francia.

Pruebas por las que a la Sala no le cabe ninguna duda de que el acusado "elige el objetivo, decide la comisión del hecho, lo organiza de determinada manera, confecciona el artefacto explosivo con un determinado contenido y lo coloca en los bajos de un coche, en un especifico momento, explosionando, de tal manera que aun pretendiendo la muerte, termina causando únicamente graves lesiones al militar, además de poner en grave riesgo la vida de sus acompañantes, que si no vieron afectadas sus vidas fue por efecto del puro azar".

El comandante zamorano valoró como "muy satisfactorio" el periodo en el que nos encontramos donde no hay que lamentar atentados terroristas. Cuando en las noticias escuchan algún nuevo acto de barbarie es el momento en que "vuelves a recordar". Juan José Aliste reconoció que la Ley de Solidaridad ha ayudado a que las víctimas del terrorismo sean mucho más reconocidas.