El comandante Juan José Aliste dirige su silla de ruedas por el centro de Salamanca y no puede evitar que algunas personas vuelvan la mirada a su paso. "Mi atentado irá siempre conmigo", relata, porque alguien tomó la decisión por él de dejarle "sin piernas", y de este modo es difícil que en su caso olviden lo que sufrió. Sin embargo son miradas de cariño, de apoyo las que los ciudadanos le brindan cuando lo encuentran por el camino y reconoce que siempre se ha sentido arropado por la ciudad y en ese sentido, se siente un "privilegiado". A este apoyo de sus vecinos, se suma ahora un reconocimiento por parte de las Cortes de Castilla y León a todas las víctimas que como él han quedado marcadas por algún tipo de terrorismo, ya que el próximo 25 de febrero se les hará entrega de la Medalla de Oro del Parlamento autonómico.

Aliste es implacable con quienes atentan contra la vida de las personas y aunque reconoce que no piensa en el perdón, sus palabras se alejan de un sentimiento de odio, que a veces es tan intrínseco al ser humano. "Fortaleza y apoyo de quienes te quieren, esa es la clave para poder seguir adelante", explica, de ahí que dedique parte de su vida también a evitar que otras personas que pasaron por la misma situación, se encuentren "solas o desamparadas". Muchos quizá no entienden porque un hombre que ha sufrido un atentado contra su vida que le ha dejado marcado "sonría" con facilidad, pero él explica que eso no se lo arrebatarán, porque no quiere que le ganen unos asesinos. Ahora se enfrenta al juicio contra quien puso una bomba en los bajos de su coche, 20 años después. Confía en no "romperse" ante esta situación.

-¿Qué supone para las víctimas de Castilla y León el reconocimiento de las Cortes regionales?

-Es una gran sorpresa, nos da alegría y satisfacción que las Cortes se hayan acordado de las víctimas para este honor. Supone un arropamiento para todos.

-Aunque es un reconocimiento a todas las víctimas, desde la asociación que preside y que se ha constituido recientemente, ¿cuáles son los objetivos inmediatos que aspira conseguir?

-El principal es dar a conocer a todas las víctimas esta organización, para que si quieren formen parte de la misma. Me conformaría con este reto en el primer año.

-¿Quieren alejarse de la idea de que las asociaciones están politizadas?

-Más allá de ideologías, en Salamanca, por ejemplo, las víctimas del terrorismo nos reunimos todos los meses y pensamos por qué no podíamos hacerlo con personas que habían pasado por la misma situación en la región, por qué no estábamos en contacto con ellas. Esa era la idea, ofrecer un lugar donde hablar de lo que sientes para alguien que sabes que te va a comprender, porque ha pasado por la misma situación que tu. Creo que es importante que puedas hablar de este tema, es un desahogo.

-Ahora que los atentados de ETA no están en las primeras páginas, ¿temen caer en el olvido?

-Creo que el terrorismo de ETA no ha desaparecido y quizá si se puedan olvidar de nosotros, porque la sociedad es olvidadiza cuando un problema no está en primer plano, sin quererlo. Pero en mi caso, es obvio que paso, me ven y se sabe qué me pasó, irá siempre conmigo.

-Esta etapa será sobre todo parte del "pasado" para la generación de jóvenes que ya no han vivido el terrorismo de ETA, pero sin embargo, hay otra clase de terrorismo que sigue poniendo a las víctimas de actualidad, sin quererlo...

-Sí, es así. Las víctimas de ETA para la sociedad de una cierta edad siempre estaremos ahí, los jóvenes es otra cuestión, tienen otras preocupaciones, han vivido otras circunstancias, pero el terrorismo sigue presente, bajo el nombre de yihadismo.

-¿Se imaginaba una España sin atentados de ETA, el fin de la banda terrorista?

-Los primeros que no queremos que vuelva a suceder nada de esto somos quienes lo hemos sufrido en primera persona, ni de ETA ni cualquier atentado terrorista venga de quien venga, y cuando se produce alguno, inevitablemente, volvemos a revivir lo que nos ha sucedido.

-¿Cómo se sienten cuando parece que se cierra una etapa de dolor, pero se abre una nueva, similar, con las formas de terrorismo actual?

-Sientes que el problema continúa, a pesar de no tener sentido todas estas muertes, es algo que nunca acabas de comprender, aunque parece que para algunos, la forma más sencilla de conseguir sus fines es matando.

-¿Es posible vivir sin odio después de sufrir un atentado?

-Quizá siempre se viva con ese sentimiento que puede ser de odio, pero hay que evitar que te mate, porque si estás continuamente odiando, te hace daño y es como si ellos te ganaran. No quiero que me ganen, son asesinos.

-¿Se puede perdonar?

-No se puede perdonar a quien ni siquiera te lo pide, y si lo hacen es porque les interesa, pero es un perdón que sabes que se hace falsamente, por lo que no pienso en eso, intento que no me afecte.

-Pronto se celebrará el juicio contra la persona que perpetró su atentado, ¿quiere tenerlo frente a usted, verlo a la cara?

-No tengo ningún interés, es indiferente para mi, me ha costado mucho llegar a esos niveles pero gracias a eso, puedo seguir viviendo. Tengo sentimientos extremos con respecto a él, pero he conseguido que no me superen.

-¿Cómo se consigue eso?

-Nunca sabes lo que eres capaz de superar hasta que estás inmerso en una situación concreta y en mi caso, no sabía la fortaleza que tenía hasta que sufrí el atentado, no te la imaginas la verdad. Tampoco me ha quedado más remedio, la decisión de dejarme sin piernas la tomaron otros por mi. Pero es verdad que es fundamental el apoyo de la familia, los amigos, las instituciones y de tu ciudad. Sobre todo de la familia.

-En tu caso, se ha sentido arropado por las instituciones y la ciudad con muestras de cariño constantes desde que sufriste el atentado en 1995, pero otras víctimas, por ejemplo las que vivían en el País Vasco, ¿cree que lo han sentido igual?

-En ese sentido soy un privilegiado, si lo comparo con los compañeros del País Vasco, porque sobre todo hace años vivían una situación más complicada. Ninguna víctima debe estar sola o desamparada, el apoyo es fundamental, te ayuda a salir adelante y cuanta más gente tire de ti, mejor, antes logras salir.

-Su caso ha estado a punto de prescribir, después de pasar casi 20 años y ahora con el juicio, ¿es inevitable revivir esos momentos?

-De momento estoy normal, no se si cuando llegue la hora del juicio me romperé, creo que no.

-Después de tanto tiempo, ¿Cómo se siente porque finalmente se celebre el juicio contra el terrorista Sergio Polo?

-Siento cierta satisfacción, pero aunque sea juzgado por mi atentado, no cumplirá ni un día más de condena de la que ya tiene por otros casos, por como está configurada la ley.

-¿Para cuándo está previsto que se celebre y por qué ha tardado tanto en salir?

-A finales de marzo. Mi juicio dormía en un archivo, pero la Audiencia Nacional dio un gran empujón a los casos de terrorismos y a los juicios pendientes, porque no se podía decir que acababa el terrorismo, mientras había deudas pendientes con las víctimas. En lo que respecta a mi atentado, en un primer momento no se pudo relacionar al terrorista con los hechos, pero después si se ha podido demostrar su implicación, por un alías que utilizaba y que correspondía a Sergio Polo.

-¿Siente que se hace por fin justicia?

-No me sirve tal y como con están las leyes, porque no le va a suponer ni un día de prisión más que la que ya tiene, a eso no se puede llamar justicia y satisfacción, pues tampoco se? no se cual es la palabra exacta. Nadie me devolverá lo que he perdido, ni el dolor que han sufrido mi mujer, mis hijos o mis padres. Pocas veces se habla del entorno de las víctimas, de la familia, cuando es a ellos también a los que les afecta de una manera terrible.

-¿Qué necesitan las víctimas hoy en día?

-Cada víctima tiene necesidades diferentes, quizá no sean las mismas las de un estudiante del atentado de Atocha, que las de un miembro de las Fuerzas de Seguridad, porque cada víctima es diferente y no se que pueden reclamar. Considero que al menos el reconocimiento de su sufrimiento es algo común, aunque también es verdad que hay quienes no quieren ni siquiera eso y hay que respetarlo. Sin embargo, considero que sí deberíamos estar todas unidas, porque el dolor es el mismo y ninguno entendemos porque una persona puede hacerte este daño. Nunca lo entiendes.