Ciudad de brazos abiertos

Zamora recibe en el primer semestre del año a 144 refugiados, la mayoría de Venezuela, Ucrania y Mali

Voluntarios y trabajadores de Cruz Roja en el Día del Refugiado.

Voluntarios y trabajadores de Cruz Roja en el Día del Refugiado. / Miguel Ángel Lorenzo

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Venezuela, Ucrania y Mali son las principales procedencias de las personas con las que trabaja Cruz Roja en Zamora dentro del programa de acogida temporal para personas solicitantes y beneficiarias de protección internacional. La responsable provincial, Sandra Berrocal, contabiliza en este primer semestre del año 144 refugiados atendidos, el 70% adultos y el 30% restante, menores. "La acogida de personas independientes o de familias es la misma, pero si hay niños lo primero que se hace es tramitar la tarjeta sanitaria, su escolarización y la incorporación a nuestros programas de infancia, además de ofrecer apoyo y orientación con el servicio de atención psicológica", diferencia.

La mayoría de los refugiados que llegan a España son de Sudamérica, por la facilidad del idioma. "Allí sus situaciones particulares tienen que ver con las maras o problemas políticos. En países como Venezuela, las condiciones de vida han ido empeorando en los últimos años, faltándoles las necesidades básicas, por lo que vienen a España buscando una vida mejor. Y ese empobrecimiento se está extendido a países colindantes, como Perú o Colombia, donde también se acrecienta el problema de la delincuencia", advierte Berrocal.

Alta preparación

En lo que sí coincide la mayoría, sin importar la procedencia del país es en su alta preparación. "Los perfiles varían en función del país de origen, idioma o cultura, pero, generalmente, las personas que recibimos dentro del programa son de estatus social medio alto, formadas, con estudios y empresas en sus países, pero que ahora les toca empezar de cero. La gran mayoría son profesionales", asegura la responsable del programa.

Zamora. Reportaje refugiados Cruz Roja

Zamora. Reportaje refugiados Cruz Roja / ANA BURRIEZA

El pasado 20 de junio se celebraba el Día Mundial de las Personas Refugiadas con una actividad de sensibilización de calle en La Marina, donde cada migrante contaba su propia historia, con el objetivo de concienciar a la sociedad zamorana sobre el asilo y el refugio, aunque la aceptación en esta ciudad es alta. "El programa lleva treinta años y en Zamora está desde 2016. Somos una ciudad acogedora, un alto porcentaje de las familias se quedan porque están a gusto, la vivienda es asequible, la gente es amable y se encuentran a gusto", describe Berrocal.

Huyendo de la guerra

Usuaria de este programa desde hace nueve meses es una pareja de Ucrania —26 años él, 28 ella—, ambos químicos. Trabajaban en una empresa farmacéutica cuando estalló la guerra y tuvieron que huir a España. Su primer destino fue Madrid y allí dejaron a unos amigos para moverse a Zamora. Ahora están aprendiendo el idioma, que para él será el quinto que aprenda, pues ya habla ucraniano, rusa, inglés y búlgaro. Un claro ejemplo de que esta hornada de refugiados está más que preparada.

Día del Refugiado, de Cruz Roja Zamora.

Día del Refugiado, de Cruz Roja Zamora. / Miguel Ángel Lorenzo

"Lo más difícil es adaptarse a otra cultura e idioma, estamos muy agradecidos de las clases de español que nos ofrece Cruz Roja y de los talleres para buscar trabajo", explican en un español todavía dubitativo. Su proyecto de futuro es quedarse en el país y buscar un trabajo, para lo que tendrán que homologar sus estudios. Mientras tanto, todos los días hablan con su familia, preocupados por su situación. "Nos cuentan que siguen cayendo bombas todos los días y que están sin electricidad", lamentan.

En busca de una nueva vida

Una historia para la esperanza es la de Thierno Abdoul Wahab Keita, quien tuvo que abandonar Guinea en noviembre de 2018 por motivos políticos. "La gente que cruza el mar tiene mucha suerte, yo he perdido amigos por el camino", recuerda. Los meses de pandemia los pasó en Marruecos y, hasta llegar a Zamora, estuvo en Lanzarote, Barcelona y Zaragoza.

Thierno Abdoul Wahab Keita con Sandra Berrocal.

Thierno Abdoul Wahab Keita con Sandra Berrocal. / ANA BURRIEZA

"Cruz Roja me ha ayudado mucho, me da dado una segunda oportunidad en la vida y estoy dispuesto a agarrarla con las dos manos", agradece este joven de 31 años que los dos últimos ha estado trabajando como peón y operador de carretilla en temas de reciclaje en la ciudad. "Soy informático y claro que me gustaría trabajar de lo mío, pero estoy abierto a cualquier cosa, me gusta aprender y soy un aventurero", sonríe, con la ilusión de quedarse en Zamora, puesto que aquí se ha asentado y tiene pareja. "Mi familia, con la que tengo contacto, están muy contentos de que haya conseguido tener una nueva vida, aunque esté lejos", explica.

Agradecidos a Cruz Roja

Para muchos de estos refugiados, la conexión con Cruz Roja no finaliza cuando logran tener trabajo, vivienda y una nueva vida. Algunos quieren devolver todo lo que les ha ofrecido la entidad haciéndose voluntarios del programa, algo que ayuda mucho a la hora de que nuevos usuarios se sientan más acogidos. "Antiguos participantes trabajan con nosotros desinteresadamente y realizan una labor muy importante, porque se convierten en traductores, realizan labores de acompañamiento y les ayudan en temas culturales tan sencillos como el aprender a encontrar determinados productos de alimentación", pone como ejemplos. "Además, les dan confianza al ver que se puede conseguir una nueva vida, aunque la ruta migratoria que han tenido que hacer no sea la esperada y la realidad sea diferente", añade la responsable del programa.

"Lo más bonito de esto es que pasen los años y te encuentres con familias que en su día fueron usuarios del programa y ahora tienen su vida asentada aquí" reconoce Berrocal. Una prueba irrefutable de que se están haciendo bien las cosas y que todo el esfuerzo de la ONG, con la ayuda de las administraciones y de la sociedad zamorana da frutos de solidaridad y esperanza.

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