El cielo permite honrar al patrón

Encapotado, pero sin terminar de descargar. Los zamoranos se pasaron el día de San Pedro mirando al cielo, pero el patrón intercedió para que vecinos y turistas pudieran disfrutar de todas las actividades que había programadas, a pesar de que alguna —por las negras previsiones— se suspendiera, como fue el caso de la novillada con picadores en la plaza de toros.

La tradición llegó con el pasacalles de gigantes y gigantillas organizado por la Asociación Cultural Tradición y Música Popular por la zona centro de la ciudad, como el que propuso por la tarde el de la Asociación de Tamborileros zamoranos. Por la noche, los gigantes y cabezudos de Capitonis Durii subieron por Balborraz con los compañeros de Montblanc.

La música en directo se pudo disfrutar en el Escenario Campeche del Mubaza Fest, con Kálamar, Drokan, Kirson y Gautxori, mientras que los nostálgicos recordaron éxitos de los 80 con La Guardia, Celtas Cortos, Radiohéroes y los dj Jesús Rodrigo y Chechu.

Pero, sin duda, quienes se llevaron la palma en cuanto al público fueron las ferias más tradicionales de estas fiestas, la del ajo y la de cerámica, que estuvieron al completo durante toda la jornada. En esta última, además, acaparó un gran número de curiosos la iniciativa llevada a cabo por tres artistas zamoranos, Alberto Segurado Martín, Miguel E. Bueno y Pifa Montgomery, quienes se atrevieron a demostrar artesanía en directo, elaborando a seis manos un mural en relieve hecho con arcilla, como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta el espacio, inspirado en uno de los cuadros del Cerco de Zamora, de Antonio Pedrero.