Opinión

Luis Santamaría del Río

Adiós, autoayuda

La clave de toda autoayuda es el célebre "si quieres, puedes"

Adiós, autoayuda.

Adiós, autoayuda.

Llevamos décadas viviendo en las sociedades occidentales una contradicción —una entre tantas, es cierto— a la hora de gestionar la propia vida: cuando nos agobian los problemas y las dificultades, cuando nos llega el agua al cuello, cuando no podemos más…, en lugar de pedir ayuda, mucha gente acude a los libros de autoayuda. Y quien dice libros, dice también cursos, talleres, páginas web, perfiles en redes sociales y un montón de productos más. La verdad es que estamos ante la trampa y el negocio perfectos, ya que se venden con el reclamo de su eficacia segura. Y cuando uno está en horas bajas o necesita remontar —vamos, cuando decide acudir a ese libro o producto— es precisamente el momento en el que menos puede percibir el engaño: necesito una ayuda que no puedo darme a mí mismo, así que ese prefijo "auto" no sólo es mentiroso, sino que me crea falsas esperanzas y acaba culpabilizándome de mis males. Porque la clave de toda autoayuda es el célebre "si quieres, puedes". Y la dura realidad acaba imponiéndose sobre tales ilusiones falaces.

Cuando se plantea la propia vida desde parámetros religiosos, está claro que el único auxilio posible es lo contrario a la autoayuda: la "heteroayuda", es decir, la ayuda de otro, no la que yo me pueda dar a mí mismo. La fe impulsa a abrirnos hacia los otros sabiéndonos necesitados. Y, sobre todo, empuja a dirigirse a Dios, el único que realmente puede saciar nuestro corazón. Así se escribió hace más de dos milenios en el libro bíblico de los Salmos, con unos versos cuya verdad y dramatismo supo captar nuestro añorado Miguel Manzano, poniéndoles unas notas inolvidables: "Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra".

Algunos pueden pensar que esto nos lleva demasiado a poner nuestra visión en el más allá, pero nada más lejos de la realidad. Y lo voy a explicar con un ejemplo: en marzo de 2023 me pidieron, desde la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social, una pequeña colaboración semanal en el programa "El Espejo de Zamora", que se emite los viernes a las 13:30 en la emisora COPE de nuestra provincia. Dos minutos que dedico, bajo el nombre de "Santo y seña", a presentar la vida de algún santo que se celebra durante la semana. Para ello, repaso cada siete días el "Martirologio romano", que es el catálogo oficial de los santos y beatos de la Iglesia católica.

¿Y a qué viene esto? A que llevo más de un año descubriendo figuras fascinantes, hombres y mujeres de todas las épocas y lugares que vivieron, en ocasiones, circunstancias de lo más adverso —llegando incluso al derramamiento de su sangre con el martirio—. Hubo un tiempo en el que se leían las vidas de santos como lo más normal del mundo. Quizás sea el momento de recuperar unas lecturas que enseñan, sugieren y edifican. De verdad que lo recomiendo.

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