Opinión | Escalera hacia el cielo

Tierra y libertad

El programa Recultivare facilitaría tierras de labor abandonadas a quien desee producir sus propios alimentos

Campos de la provincia de Zamora.

Campos de la provincia de Zamora. / E. F. (Archivo)

Mi amigo José del Athlanta de Villalpando es una de cumplidoras esas abejas obreras, anónimas pero imprescindibles, sin las cuales esta colmena llamada España, y no Estado español, sería un lugar mucho peor en el que sobrevivir a la desasosegante realidad.

Ha llegado el verano y lo hace primaverando. Es decir, con unos días de insoportable calor, interrumpidos por otra dana. Y el bueno de José, así pasen las estaciones, sigue fiel a su política de abrir 24 horas ininterrumpidamente de lunes a domingos sólo para la infatigable gente trabajadora.

Verbigracia: abstenerse crápulas. Porque José, cual estricto san Pedro terrenal, distingue a pastores, esquiladores, camioneros, albañiles, comerciales y operadores de cosechadoras del vivalavirgen que sólo busca prolongar su etílica juerga nocturna.

Estoy en contra de las Redes aSociales y de ese alienante mundo tecnológico diseñado por Skynet, alias el entramado militar estadounidense. Sarah Connor no estaba loca, Sarah Connor tenía razón. Pero mi amigo José me ha enviado un video impresionante de uno de sus perfiles digitales, un video por el que es imposible no darle las gracias.

El video muestra la recuperación de un majestuoso ejemplar de cóndor. Se llama Ángel, y no es para menos, tremendas alas las suyas. Se llama Ángel, porque ese es el nombre que figura en su jaula de porteo. Cuando los biólogos la abren, el animal se muestra de principio inseguro, temeroso, se toma su tiempo, largo, pero al final rompe a volar. Libre.

Pienso en el majestuoso cóndor Ángel volando libre sobre la cordillera andina y pienso en Milei, Ayuso y el viva la libertad, carajo. Puedo comprender que el presidente de todos los argentinos no sepa declinar libertas, libertatis. Porque en la Argentina el latín no es asignatura obligatoria, no son latinos, allá nunca se habló la lengua del SPQR. Pero ¿cuál es la excusa de Ayuso?

Tampoco se debe de estudiar filosofía, porque de libertad sabe tanto como de la poesía de Catulo. Nada. Nihil. La libertad no tiene nada que ver con ese anarcocapitalismo o libertarianismo que el mandatario de la motosierra y su anfitriona, la con toda probabilidad candidata a presidenta del Gobierno español, defienden a ultranza.

Para Cicerón la libertad no significa el egoísmo individualista de quien decide no pagar impuestos. Ni el amor enfermizo por uno mismo o el odio al resto de la humanidad. Resulta inquietante como esos que tanto alaban el yo me mi conmigo necesitan luego el multitudinario baño de masas...

Decía John Donne que ningún hombre es una isla, porque la humanidad consiste en establecer lazos con nuestro prójimo. Libertad es la de Ted Kazcynski, no la de Milei.

El concepto capitalista del individuo hecho a sí mismo es falso, una imposibilidad física. Nadie se hace a sí mismo. Porque para poder hacerse a uno mismo es necesario que otro críe a los hijos, cuide a los padres, lave las heridas, labre la tierra y cocine los alimentos.

Como decía el poeta místico John Donne, ningún hombre es una isla. Todos dependemos y estamos ligados al resto de la humanidad. Incluido el famoso matemático Ted Kazcynski, quien odiaba tanto la sociedad industrial que se apartó de ella. Se instaló solitario en una cabaña del bosque para regresar al estado cazador-recolector propio de los homínidos durante el Paleolítico.

Los anarcocapitalistas presumen de libertad sin saber en qué consiste, mientras viven esclavos de arrejuntar papelitos de colores y consultar el saldo de la cuenta bancaria. Como si el dinero se comiera... Mientras que los anarcoprimitivistas son libres, viven libres, ponen en práctica la libertad.

Hablando de libertad y de cambio de estaciones. Ha llegado el verano porque ya suena en la radio la publicidad que la Consejería de Medio Ambiente hace cada nuevo año de su plan de prevención de incendios. Qué Dios nos agarre confesados. El consejero Quiñones se demostró en el pasado como un servidor público nefasto en materia de prevenir y pagar incendios: La Culebra no se calla.

A pesar de lo anterior, cuando los políticos lo hacen rematadamente bien, es de justicia alabarlos. Y el programa Rehabitare es un logro admirable por el que pasar a los anales de la historia de la comunidad. Casas caídas, paneras desvencijadas y solares abandonados que se recuperan para ponerlos a disposición de familias que quieren repoblar el mundo rural.

Urge crear también un programa Recultivare. Con la necesaria creación de un banco público de tierras de labor, que facilite que el suelo cultivable abandonado y las naves ganaderas en desuso se pongan en manos de familias que deseen labrar la tierra y producir sus propios alimentos, criar animales de corral para su consumo o emprender la ardua tarea de dar de comer a los demás.

En eso debería consistir la libertad, qué bonito nombre tienes.

Libertad debería significar que esta colmena común llamada España, y ahora sí, también Estado español, facilitara la opción de que aquellos ciudadanos que malviven en la ciudad tengan la posibilidad de labrarse un porvenir en los pueblos.

Se le atribuya erróneamente la revolucionaria idea a Emiliano Zapata, o no, lo cierto es que tierra y libertad son un binomio inseparable. No hay mayor libertad que cultivar la propia tierra, no hay mayor libertad que cultivar los propios alimentos. El que lo probó lo sabe.

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