Opinión | Un castillo para Baltasar Lobo

De cómo revitalizar un casco histórico y proyectar la ciudad

Imagen Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear (Cáceres)

Imagen Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear (Cáceres)

Zamora, una ciudad que atesora un rico patrimonio histórico y cultural, con sus raíces históricas profundas, es un tesoro arquitectónico que ha resistido el paso del tiempo. Su casco histórico refleja la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos, desde la época medieval hasta la actualidad. Sin embargo, el desafío actual es preservar este legado mientras se adapta y abre a las necesidades de la modernidad.

La conservación del casco histórico de Zamora se enfrenta a varios desafíos, como el deterioro estructural, la pérdida de autenticidad y la disminución de la vitalidad económica de estas zonas. Estos problemas requieren soluciones innovadoras y sostenibles.

Una de las primeras medidas para abordar estos desafíos es iniciar proyectos de restauración para preservar y mantener la autenticidad arquitectónica del casco histórico. Esto incluye la rehabilitación de edificios antiguos, la restauración de fachadas y la conservación de elementos históricos que forman parte del patrimonio cultural de la ciudad. Incentivar a propietarios y empresas a participar en programas de conservación es fundamental. Para ello, es necesario crear una oficina de rehabilitación ubicada en alguna de las zonas más afectadas, que viva el día a día con la población y reciba de primera mano la información de sus necesidades. Esta oficina no solo serviría como punto de contacto entre los residentes y las autoridades locales, sino que también podría coordinar las visitas a los inmuebles con verdaderas necesidades de rehabilitación, asegurando que las obras necesarias se lleven a cabo de manera efectiva.

Además, es esencial fomentar el desarrollo de actividades económicas sostenibles. El turismo cultural puede ser una gran herramienta para este propósito. La creación de espacios culturales, como museos, galerías de arte o centros de interpretación, puede destacar la historia y la cultura de la ciudad, atrayendo a visitantes interesados en el patrimonio de Zamora. La promoción de pequeños negocios locales también es crucial. Restaurantes, tiendas de artesanía y otras pequeñas empresas pueden beneficiarse del aumento del turismo, generando ingresos y creando empleos para los residentes. Esto no solo preservará el patrimonio, sino que además generará oportunidades para la comunidad, asegurando que el casco histórico permanezca vibrante y económicamente viable.

Involucrar a la comunidad local en el proceso de toma de decisiones es otro aspecto esencial. La participación de residentes y empresarios es crucial para garantizar que las iniciativas de revitalización reflejen las necesidades y deseos de la comunidad. Cuando la gente siente que tiene voz y que sus opiniones son escuchadas, es más probable que apoyen y participen en los proyectos de conservación. Esto puede incluir reuniones comunitarias, encuestas y otras formas de consulta pública para recoger las opiniones de los residentes sobre cómo debería ser el futuro del casco histórico.

Sería un revulsivo muy importante para conseguir devolver la vida al casco histórico de una Zamora que perdemos en el pasado

A título personal, resumo mi propia experiencia en una ciudad muy querida, como es Cáceres. Tuve la suerte de vivir en ella, de 1984 a 1988, para cursar mis estudios de Arquitectura Técnica. En 1984, la ciudad contaba con una población que rondaba los 50.000 habitantes y tenía uno de los cascos históricos más abandonados que he conocido. Sin embargo, a partir de su declaración de Patrimonio de la Humanidad en 1986, hubo una importante inyección económica por parte de fondos europeos para recuperar su casco histórico.

Alrededor de todas las actuaciones que se estaban realizando, surgieron distintos museos, escuelas de arte, edificios de instituciones, hoteles, restaurantes y edificios ocupados por la Universidad de Extremadura. Entre estos, la Escuela Politécnica, donde cursé mis estudios y que en la actualidad está ocupada por la Fundación y Museo Helga de Alvear, proyecto encomendado al estudio Mansilla + Tuñón Arquitectos. El nuevo edificio es ejemplo del respeto a la memoria histórica y urbana de la ciudad.

La preocupación de las distintas instituciones de la capital y la iniciativa privada por otro lado, han resurgido y revitalizado uno de los cascos históricos más importantes que existen hoy en día en nuestro país. Expongo esto como una forma de reconocer la influencia que ha tenido la implantación de distintos museos, y, en especial, el que alberga la colección de arte contemporáneo Helga de Alvear para conseguir la revitalización de un casco histórico sumido en el abandono. Hoy en día, es uno de los cascos históricos más visitados, gracias a contar con una de las colecciones privadas de mayor relevancia a nivel mundial. En la actualidad, Cáceres cuenta con una población cercana a los 100.000 habitantes, y más del 40% reside en su casco histórico.

María Jesús Ávila, conservadora y coordinadora técnica del museo, que participó en las jornadas "Un Centro de Arte Museo Baltasar Lobo en el Castillo de Zamora y la revitalización del casco histórico”"(Zamora 7-8 junio 2023), afirmó en su intervención: El Museo de Arte Contemporáneo de Cáceres se debe, en primer lugar, a Helga de Alvear (galerista, coleccionista internacional y mecenas) que, en el año 2000, camino de Lisboa, hizo una parada en Cáceres y eligió para su proyecto esta ciudad periférica y carente de una tradición de modernidad. Donó un inmueble para edificar el museo (asumiendo el 50% de los costes de su construcción) y una parte de su colección internacional. Creó la Fundación y el Museo, consiguiendo la participación de todas las instituciones y entidades en el Patronato de la Fundación: Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Cáceres, Diputación Provincial de Cáceres, Universidad de Extremadura y Caja de Extremadura. El Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear es la nueva imagen de la ciudad. Hoy Cáceres es otra ciudad. Hasta ahora Cáceres era pasado, se fundamentaba en el patrimonio histórico; hoy es presente, ancla sus pies con fuerza en el acontecer cultural y se lanza hacia el futuro. El Museo Helga de Alvear está reconocido como uno de los museos más importantes de España. Los ciudadanos se sienten orgullosos y lo entienden como una infraestructura con un papel determinante en la modernización de la ciudad, que ha mejorado el urbanismo, aumentado el patrimonio arquitectónico y artístico, y es un motor del desarrollo social y económico

En este sentido, la ubicación de la sede del Centro de Arte Museo Baltasar Lobo en el Castillo fortaleza de Zamora, con un proyecto más que atractivo de uno de los arquitectos más importantes que ha dado este país, como es Rafael Moneo, sería un revulsivo muy importante para conseguir devolver la vida al casco histórico de una Zamora que perdemos en el pasado.

La revitalización del casco histórico de Zamora es un desafío emocionante que requiere colaboración, creatividad y un enfoque sostenible. Al preservar nuestro pasado, no solo garantizamos un futuro vibrante, sino que también creamos un legado duradero para las generaciones venideras. Implicar a maestros de la arquitectura, no solo serviría como un ancla cultural para la ciudad, sino que también podría atraer a visitantes y amantes del arte contemporáneo, como ocurre con intervenciones como el Museo Provincial de Zamora (Mansilla + Tuñón Arquitectos), la Fundación Rei Afonso Henriques (Manuel de las Casas) y el Consejo Consultivo de Castilla y León (Alberto Campo Baeza), contribuyendo a la economía local y asegurando que el casco histórico de Zamora continúe siendo un lugar de vida y actividad por muchos años más.

MANUEL IGLESIAS SÁNCHEZ. Arquitecto Técnico. Secretario del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos (Zamora).