Opinión | Un castillo para Baltasar Lobo

Juan Santos (*)

Millonarios

Necesitamos urgentemente un nuevo Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico que fomente la inversión y la innovación

Imagen aérea de Zamora.

Imagen aérea de Zamora. / E. F.

Los arquitectos hemos sido tradicionalmente considerados como agentes de cambio en la sociedad, y con razón. Nos dedicamos a mejorar nuestro entorno, intentando que el progreso de la comunidad se traduzca en nuestro propio bienestar, no es malo que al vecino le vaya bien. Sin embargo, nos enfrentamos a una serie de desafíos que obstaculizan el avance de nuestra ciudad y provincia, lo que nos lleva a reflexionar sobre nuestro papel y las barreras a las que nos enfrentamos en el cumplimiento de nuestro propósito.

Desde que inicié mis estudios en arquitectura, me decían muchos conocidos que al terminar la carrera simplemente firmaríamos planos, mandaríamos mucho en las obras y cobraríamos, cobraríamos mucho… nos haríamos millonarios. Y que gran verdad, firmamos y cobramos mucho, muchísimo, más de lo que se puedan imaginar ustedes, sobre todo por parte de algunos organismos que nos sacuden como esteras y cobramos de verdad, esto es una más de las razones hace que esta ciudad y parte de la provincia no avancen como se merecen, los profesionales nos equivocamos pero no puede ser siempre, en todas las situaciones y todas las veces, de hecho muchas veces callamos aunque lo hablamos entre nosotros desafortunadamente sin solucionar nada.

La relación entre los arquitectos y las instancias gubernamentales y burocráticas es compleja y en ocasiones frustrante para ambos lados. Nos encontramos con una maraña de trámites y regulaciones que entorpecen el desarrollo de proyectos, y que a menudo resultan en demoras significativas y costos adicionales para todos los intervinientes en una obra del tipo que sea ya sea privada o de instituciones. Estas dificultades, aunque no insuperables, pueden desalentar la inversión y la innovación en el ámbito arquitectónico y urbanístico sobre todo en un entorno tan dañado como es el Conjunto Histórico de Zamora.

Un ejemplo claro de esta problemática es el caso del Museo de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo. Desde sus inicios, este proyecto desde el Colegio de arquitectos lo hemos concebido como un catalizador para la revitalización cultural y económica de nuestra ciudad. Una gran oportunidad para Zamora. Sin embargo, las decisiones burocráticas y políticas de varias corporaciones han demostrado ser un obstáculo, hasta que al final han decidido una ubicación, en principio "definitiva", en el Ayuntamiento Viejo.

A pesar del apoyo generalizado y de los esfuerzos de la comunidad arquitectónica e ingenieril por impulsar el proyecto de museo ideado por D. Rafael Moneo en el Castillo, este ha quedado estancado y la solución ha sido ubicarlo, como antes he dicho, en el Ayuntamiento Viejo. Como ya hemos manifestado y argumentado en múltiples ocasiones no nos parece el espacio adecuado y consideramos que será la tercera sede provisional. En cualquier caso, por mi parte y por el Colegio de Arquitectos al que orgullosamente represento, respetamos la decisión de esta Corporación Municipal.

El tema del museo no es un hecho aislado. Se inscribe en un patrón más amplio de falta de visión en el desarrollo urbano de nuestra ciudad y provincia, desde la gestión de licencias de construcción hasta la planificación de espacios públicos, nos enfrentamos una serie de desafíos que obstaculizan nuestro progreso como comunidad. Las inversiones tardan en concretarse, las obras se retrasan y las trabas burocráticas ahogan la innovación y el emprendimiento en el ámbito arquitectónico.

Quizás el caso más emblemático de esta situación sea el de nuestro Conjunto Histórico. Este patrimonio arquitectónico y cultural, que debería ser el orgullo de nuestra ciudad, se encuentra en un estado de abandono y deterioro alarmante. Las oportunidades de inversión son escasas, y las trabas desaniman a los potenciales inversores. Mientras tanto, el tejido urbano se desintegra, dejando vacíos y solares abandonados en lo que una vez fueron calles vibrantes y llenas de vida.

Pero no todo está perdido. Los arquitectos creemos firmemente en el poder transformador de la arquitectura y el urbanismo. Estamos convencidos de que, con la voluntad política adecuada y un compromiso real con el desarrollo sostenible y la calidad de vida de nuestros ciudadanos, podemos superar estos obstáculos y construir un futuro mejor para Zamora.

Para lograrlo, es necesario un cambio de paradigma en la forma en que concebimos el desarrollo urbano. Necesitamos políticas y regulaciones que fomenten la inversión y la innovación en el ámbito arquitectónico y urbanístico, así como una mayor colaboración entre los arquitectos, las autoridades locales y la sociedad civil. Solo así podremos aprovechar plenamente el potencial de nuestra ciudad y provincia y construir un futuro más próspero y sostenible para todos.

Necesitamos urgentemente un nuevo Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico que junto con la conservación del enorme Patrimonio que tenemos, fomente y ayude con interpretaciones claras y que favorezca el desarrollo de la zona para evitar más derribos, solares, casas vacías que parecen decorados de películas y fomentar la construcción, una construcción sensata y una normativa lógicas, que junto con decisiones técnicas razonables por todas partes no entorpezcan este crecimiento y mantengan las características de nuestro casco histórico. Además, si se ha podido hacer y se hace en otras ciudades ¿por qué no se hace aquí?

Señor Alcalde y miembros de la Corporación, ayúdennos a lograr este cambio, que los ciudadanos, la ciudad y la provincia se lo agradecerán, contarán con todo nuestro apoyo. Y, por cierto, les recuerdo y aseguro que los arquitectos, por lo menos los colegiados de Zamora, no somos millonarios.

(*) Presidente del Colegio de Arquitectos de León en Zamora desde 2022