"Me di cuenta de que tenía que ser simpática para ser alguien en la vida y para que alguien me quisiera a su lado porque era fea, muy fea". Desde luego que a veces solo hace falta conocer la historia de la persona -y no del personaje- para entender sus comportamientos. Es el caso de Leticia Sabater, que parece que su modo histriónico de comportarse en la vida hunde sus raíces en su infancia, una época en la que asegura "haber sufrido mucho". En este sentido, ha abierto su corazón a Pablo Motos en El Hormiguero: "Nací muy fea, con las rodillas torcidas, un parche en el ojo y el himen diminuto, vamos, que era un cromo y sufrí mucho porque era alguien que estaba ahí apartada sin que nadie nunca hiciera caso, solo para reírse".

El himen de Sabater

Capítulo aparte en la entrevista fue la reconstrucción de su himen. "A mí no me entraban cuando eran muy grandes" hasta el punto de que "mientras la gente busca que sean guapos o con dinero yo buscaba que la tuviera pequeña". Tras la operación en Miami, "todos los artefactos viriles me caben muy bien".

Su actitud, la clave

"Yo era un callo malayo pero empecé a comportarme como Claudia Shiffer y eso llamaba la atención". Hasta los 13 años, Sabater recibió insultos diarios, "me han llamado de todo así que he sufrido más de lo que nadie puede imaginar", pero aún así decidí ser artista. "Todo se lo debo al público gay porque fueron los únicos que creyeron en mí".