Pedro García Aguado se ha desnudado en Supervivientes. Pero no por fuera sino por dentro. Y lo ha hecho al someterse al conocido "Puente de las emociones" donde los concursantes se deshacen de sus lastres emocionales y cuentan más de lo que en un principio llegan a pesar. El medallista olímpico no ha sido la excepción y ha hablado sin tapujos de su infancia, el waterpolo, las drogas y el infierno de "la mala vida en la que se metió cuando lo tenía todo".

"Nací por error"

El deportista empieza por su nacimiento, una gestación "por error ya que mi madre tomaba la píldora así que yo no debería de haber nacido", bromeó. Pese a ello, sus padres estuvieron juntos hasta que él tenía doce y decidieron separarse. En ese momento "dejé mi infancia y mi felicidad".

Estuvo entre los mejores del waterpolo hasta el punto de llegar al hito de los Juegos Olímpicos y "aunque el deporte me lo dio todo y era buenísmo, yo no lo veía y no supe gestionar todo eso". Y es en este momento donde entran "las drogas, el alcohol, la mala vida y las fiestas".

Alcohol y droga

Durante su paso por el Puente de las Emociones, Aguado cuenta cómo en el año 2000, después de llegar a lo más alto con un equipo de leyenda, "lo perdí todo: mi capacidad como deportista, mi alegría... todo". Reconoce que no podía estar más de tres días sin consumir y que bebía solo en casa, porque "la droga me robó la vida y lo que mejor sabía hacer y eso no se lo voy a perdonar nunca a los estupefacientes, que convirtieron mis últimos cinco años de carrera en un verdadero infierno".