Puertas abiertas en la Facultad de Educación

Escolares de Zamora participan en un proyecto educativo del Campus Viriato

Varios niños se disponen a «pescar». | Jose Luis Fernández

Varios niños se disponen a «pescar». | Jose Luis Fernández

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Trabajar en casa siempre es más sencillo. Así se enfrentan por primera vez los alumnos de la Facultad de Educación del Campus Viriato de Zamora a la labor que será su día a día. El huerto didáctico y las aulas de la facultad han servido de escenario para desarrollar un proyecto educativo —creado por los propios alumnos— del que se han beneficiado estudiantes de Infantil y Primaria de diferentes colegios de la capital. El proyecto se denomina «Visitas escolares al Campus Viriato para la mejora de la calidad docente en la formación del profesorado de magisterio» y todos los años es un éxito.

Los pequeños exploradores, con dos estudiantes. | J. L. F.

Los pequeños exploradores, con dos estudiantes. | J. L. F. / B. Blanco García

El proyecto varía en la medida en que los alumnos de Educación que participan proponen sus iniciativas, siempre vinculadas al huerto —para trabajar aspectos como la sostenibilidad, la agenda 2030, el reciclaje, los tipos de cultivo autóctonos o la producción sostenible— y a la materia de Historia. Si el pasado año el objetivo era introducir a los más pequeños en la Edad Media, en este curso han retrocedido hasta la Prehistoria, decorando un aula completa con diferentes espacios para desarrollar actividades de todo tipo, adaptadas a distinta edades.

En cualquiera de los casos, la dificultad radica en que las tareas programadas tienen que estar bien adaptadas a los niños que las reciben, para que puedan adquirir los conocimientos planteados.

Un grupo atiende a las explicaciones de una actividad. | J. L. F.

Un grupo atiende a las explicaciones de una actividad. | J. L. F. / B. Blanco García

El coordinador del proyecto es el profesor Diego Corrochano, del departamento de Didáctica de las Matemáticas y de las Ciencias Experimentales, que cuenta con un equipo formado por sus compañeros Javier Bobo, María José Cáceres y Alejandro Gómez. «El proyecto pretende mejorar la formación que reciben los alumnos, así como fomentar las buenas prácticas docentes del profesorado universitario implicado en torno al programa de visitas escolares al campus», se explica, ofreciendo datos que corroboran el éxito de esta iniciativa.

«Desde que se creó el huerto en 2017 se viene implementado un programa de visitas escolares durante el mes de mayo, en el que los alumnos universitarios diseñan sesiones de trabajo, que se implementan con alumnos escolares de distintos colegios de Zamora. Hasta la fecha, cerca de 1.750 niños han visitado el campus universitario en el marco de estas visitas, contando con la participación de más de 800 alumnos universitarios a lo largo de todos estos años».

Los niños observan las semillas que plantarán. | J. L. Fernández

Los niños observan las semillas que plantarán. | J. L. Fernández / B. Blanco García

Para los estudiantes de Primaria no es su primer contacto con los pequeños, puesto que ya han hecho prácticas, pero sí para los compañeros de Infantil. «Es la primera vez que elaboran una propuesta para el aula», apunta el vicedecano de docencia, Cristo José de León, quien también destaca que en el proyecto se incluyen diferentes asignaturas, desde matemáticas hasta ciencias sociales o ciencias de la naturaleza. «Los alumnos implementan actividades que hemos enseñado en el aula de manera teórica», valora.

Los participantes preparan el terreno. | Jose Luis Fernández

Los participantes preparan el terreno. | Jose Luis Fernández / B. Blanco García

En este sentido, los profesores elaboran una propuesta con algunas pautas, «pero el grueso del proyecto lo tienen que desarrollar los estudiantes, en grupos de cinco personas, con un secretario, que es el encargado de estar en contacto con el profesor, con quien hay reuniones periódicas para revisar y corregir», explica. «De esta manera, ellos ven que son capaces de elaborar un proyecto que se va a llevar a la práctica, realizando también un trabajo colaborativo, que también les ayuda a ellos a aprender a desenvolverse», destaca.

Una estudiante ayuda a los niños a regar. | Jose Luis Fernández

Una estudiante ayuda a los niños a regar. | Jose Luis Fernández / B. Blanco García

La evaluación de cada edición siempre es positiva por parte de los estudiantes de Educación. «Suelen terminar contentos porque, aunque a veces el proyecto no sale como esperaban, ven que han sido capaces de crear algo para desarrollarlo con sus alumnos y aprenden también a adaptarse sobre el terreno, cuando tienen que cambiar alguna actividad debido a las particularidades de los estudiantes que llegan», advierte.

Unos niños que disfrutan cada año de todas las actividades que les esperan en el Campus Viriato, con juegos, talleres y propuestas llenas de diversión —en el huerto o en el aula—, pasando una jornada diferente en la que todos aprenden.

Decoración de una de las aulas de Educación dedicada a las actividades centradas en la Prehistoria. | Jose Luis Fernández

Decoración de una de las aulas de Educación dedicada a las actividades centradas en la Prehistoria. | Jose Luis Fernández / B. Blanco García

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