Tenis | Roland Garros

Jannik Sinner, el último producto de la factoría Darren Cahill: el creador de números uno que rechazó a Federer

El italiano, que se mide este viernes a Carlos Alcaraz en la semifinal de Roland Garros, ha llegado a lo más alto del 'ranking' ATP bajo las órdenes del preparador australiano, que ya hizo lo mismo con Agassi, Hewitt y Halep

Jannik Sinner durante un partido de Roland Garros.

Jannik Sinner durante un partido de Roland Garros. / JEAN CATUFFE / DPPI / AFP7 / Europa Press

Daniel Gómez Alonso

Aunque a poca gente ajena al mundillo del tenis le suena su nombre, es indudable que Darren Cahill tiene un don. Una vez puede ser un golpe de suerte, dos a lo mejor también, pero cuando ya van cuatro solo puede ser método y trabajo. El técnico australiano, que se ha encargado en los últimos años de guiar los pasos de Jannik Sinner, ha transitado con el italiano un camino que ya conocía a la perfección, el de convertir al jugador con el que trabaja en el número uno del mundo.

Con Sinner, Cahill ha sumado otro nombre a su lista de jugadores que alcanzan la cima del ránking trabajando a sus órdenes. Llevó de la mano hasta el título del US Open en 2001 y al número uno a Lleyton Hewitt cuando este tenía 20 años, hasta la llegada de Alcaraz el más precoz de la historia. Y resucitó la carrera de Andre Agassi, ayudándole a recuperar la posición más alta del ranking con 33 años al conquistar su último Grand Slam, el Open de Australia 2003. Hasta que Djokovic apareció en escena, el estadounidense era el tenista de más edad en haber ocupado el trono de la ATP.

Experto en organizar el juego y sobre todo la cabeza de sus pupilos, también guio hasta lo más alto de la clasificación WTA a Simona Halep, que siendo entrenada por el australiano ganó su primer en Roland Garros 2018, torneo que le llevó a alcanzar también el trono. Ese fue su último trabajo antes de acceder a trabajar con un joven italiano que apuntaba maneras, pero que en 2022 asumió que necesitaba una vuelta de tuerca a su metodo de trabajo para pelear de tú a tú en los escenarios más importantes y con los más grandes del circuito

Por ello, en febrero de ese año comenzó a entrenar con Simone Vagnozzi, extécnico de sus compatriotas Marco Cecchinato y Stefano Travaglia. Y meses más tarde optó por enrolarse en la factoría Cahill, que en un visto y no visto se convirtió en la pieza clave del equipo. Mientras Vagnozzi trabaja más en el día a día en los entrenamientos con Sinner, enfocado en mejorar la táctica y los golpes, Cahill se centra principalmente en ayudar a su pupilo con la parte psicológica y el panorama mental.

"Mi rol se basa en la experiencia y en ayudarlo mentalmente en los momentos importantes para saber manejar situaciones y asegurarnos trabajar en los detalles correctos para llevarlo al lugar en el que quiere estar. Los pequeños detalles marcan una gran diferencia en la carrera de un jugador", explicó hace unos meses el australiano, reconocido por el circuíto como una de sus mentes más brillantes.

"Sinner me recuerda a Hewitt"

A sus órdenes, Sinner se ha convertido en una roca. Jamás se desconecta, sea cual sea el resultado sigue con su patrón de juego dando la sensación en la pista de que ni siente ni padece, como demostró en la final del Open de Australia, en la que remontó un marcador de 2-0 ante el ruso Daniil Medvedev para conquistar el primer Grand Slam de su carrera. Frío, metódico y paciente, Sinner es la solidez hecha tenista. La noche y el día con respecto a Alcaraz más explosivo, más vistoso en su juego pero también más temperamental, para lo bueno y lo malo. Ambos apuntan a ser los herederos del 'Big Three', marcando el paso del relevo generacional que tanto anhelaba el mundo del tenis.

"Mentalmente me recuerda a Hewitt, tiene la misma chispa en los ojos, algo que no se ve muy a menudo en el circuito. Jannik es un tigre en una jaula, solo está esperando a que lo suelten sobre la pista. Le veo con mucha confianza, tiene la convicción de llegar a lo más alto de este deporte, algo que no se aprende: se nace con ello", defiende Cahill, que al contrario de lo que podría pensarse muestra, al menos públicamente, poca preocupación por el ránking: "Para mí es irrelevante, lo esencial es colocar al jugador en unas condiciones óptimas para trabajar lo mejor posible, que cada decisión que se tome sea para su beneficio".

El "no" a Federer

La lista de grandes jugadores que se pusieron a las órdenes de Cahill no acaba, sin embargo, con los números uno. Andy Murray, Ana Ivanovic, Fernando Verdasco, Daniela Hantuchova y Sorana Cirstea son otras de las estrellas del circuito que en algún momento le eligieron, demostrando que su vigencia va más allá de generaciones, sexos y personalidades de culturas diferentes y con estilos de juego completamente distintos.

Nacido en Adelaida hace 58 años, Cahill tuvo una carrera como tenista sin gran protagonismo. En individuales llegó a ocupar el 22° puesto del ranking y ganó dos títulos: Gstaad 1988 y San Francisco 1991. Pero como entrenador alcanzó la cima que se le resistió como jugador, aunque siempre tendrá en su expediente un y si....

Porque Cahill tuvo al alcance de su mano trabajar con uno de los más grandes, para muchos el mejor de siempre, y dijo "no". En 2009, Roger Federer solicitó trabajar con él, y llegaron a trabajar durante nueve días en Dubai, pero Darren cambió de opinión. El motivo fue familiar. Pensó que si entrenaba a Federer a tiempo completo no tendría tiempo para su esposa Victoria y sus dos hijos, Tahlia y Benjamin, que tenían cuatro y siete años en ese momento, vivían en Las Vegas.

"Darren es un hombre increíble, tiene una personalidad fantástica y habría sido un verdadero regalo para Roger. Pero no quería viajar tanto, tiene una familia joven y quiere estar cerca de ellos" , dijo Tony Godsick , el agente de Federer durante mucho tiempo.