Gerardo Hernández de Luz. Presidente del CB Zamora

Gerardo Hernández, presidente del CB Zamora: "Saulo ha hecho mejorar al club en todos los ámbitos"

"Le das doce tíos en octubre y en diciembre no los conoce ni Dios" | "El salto a LEB Oro es muy grande"

Gerardo Hernández de Luz fundó el CB Zamora en 1978. | LOZ

Gerardo Hernández de Luz fundó el CB Zamora en 1978. | LOZ / Manuel López-Sueiras

Manuel López-Sueiras

Manuel López-Sueiras

Gerardo Hernández de Luz puede recibir este sábado el premio que se merece después de casi medio siglo trabajando por el baloncesto zamorano, desde la fundación del CB Zamora, al ascenso a la Primera Nacional que alcanzó en 1992 y a la larga travesía del desierto que supuso el paso por la Liga EBA.

Ahora, ya con su hijo Saulo en el banquillo ha sabido seguir dirigiendo la nave blanquiazul durante los últimos años en LEB Plata hasta llegar a esta irrepetible temporada en la que se presenta la mejor oportunidad para alcanzar la división de plata del basket español que es la LEB Oro.

"Esta situación me lleva a tiempos pasados que los viví de otra manera porque los viví desde el banquillo y esos recuerdos me dan cierta nostalgia -señala el veterano dirigente deportivo en vísperas del segundo partido de la final por el ascenso contra el Albacete-. Pero también quiero recordar la ilusión que vivimos cuando el equipo ascendió a Primera División B, que sería la LEB Plata de ahora porque fue algo impresionante. La ciudad también estuvo entonces con el equipo y aquello se convirtió en una fiesta en el Pabellón durante ocho o diez años más. Nostalgia y mucha ilusión es lo que me sugiere ahora esta nueva oportunidad", explica Gerardo Hernández de Luz.

– Han cambiado mucho las circunstancias desde aquella fase de ascenso a ésta.

– Llegamos en 1992 a la fase con el pabellón lleno todos los días porque prácticamente tan sólo estábamos el fútbol y nosotros. Aquel equipo prendió en el espectador y era muy bonito ver siempre lleno el Ángel Nieto. El tránsito hacia LEB Plata fue un poco monótono con la Liga EBA y ya en Plata, ha habido un afán de crecimiento hasta llegar a este momento y ha vuelto a despertar la afluencia de espectadores. Hay una especie de ilusión, de sueño, que se transmite cuando sacas las entradas a la venta y las vendes en solo dos días, cuando la gente vibra como si no hubiera final. El partido de Copa estuvo espectacular, y también en la final contra Cartagena y creo que esa parte la tenemos ganada. De cara a este encuentro de vuelta, creo que presentamos unas cartas irrefutables, con 33 partidos jugados y 30 victorias. Pero nunca el deportes es 2+2 porque hay un componente invitado que es la mente. La mente en lo individual es absolutamente personal y en el baloncesto es, como dijo algún entrenador, "una suma de estados de ánimo" que se traduce en una suma de fuerza mental que aportan todos sus jugadores y el cuerpo técnico. Creo que ya se ha olvidado el pequeño bajón que tuvimos contra Cartagena y ya en el partido de Albacete me sentí muy a gusto porque competimos como veníamos haciéndolo y presentamos las cartas credenciales para intentar conseguir la victoria en este segundo partido de la final.

– A mi juicio, hay una gran diferencia respecto a aquel otro ascenso, y es el enorme trabajo de equipo que se ha realizado ahora con una estructura de club que aglutina a muchísima gente trabajando en el mismo proyecto. Aquel lo protagonizaron usted con la ayuda de pocas personas más.

- El mundo ha evolucionado mucho y ahora este tipo de proyectos tienen que ir unidos a otras muchas cosas. Entonces yo tenía una escuela de 120 niños pero todo era muy distinto, y la forma que tenía para conformar los equipos era optimizar los recursos, muy poco dinero, y no gastarlo ni en viajes, ni en pisos, ni en comidas. Todo iba para pagar la nómina y luego en los partidos no se notaba porque ganamos a grandes equipos con grandes medios. Y cumplimos el objetivo de ascender.

– Ha cambiado mucho el baloncesto desde el siglo pasado.

– Ahora es un mundo mucho más técnico en muchos aspectos, sobre todo en el poderío físico. El trabajo que ha hecho Saulo en el Club con la gente que tiene alrededor, ha sido de hormiguita, evolucionando poco a poco y subiendo en todos los ámbitos. Yo tengo 47 años de experiencia y lo tenemos todo muy trabajado, nos hemos ganado un respeto en muchos aspectos, lo que a mi me satisface, y esperamos lo mejor este sábado.

– ¿Está capacitado el Club para jugar y, por supuesto, mantenerse, que es siempre lo más difícil, en Oro?

- Te voy a dar una respuesta de gallego: cuando cacemos el ciervo, hablamos de quién lo va a comer y cómo lo vamos a comer. Esta pregunta te la repondo encantado el domingo, porque tengo la sensación de que si vendes la piel antes de cazar el oso, parece que estás tentando a algo. Y eso lo hemos vivido en la primera final que parecía que si perdías sería el fin del mundo, pero los demás también juegan. Tenemos un ejemplo claro: Albacete va a jugar a El Prat, que se decía que era un equipo entre lo divino y lo humano, con jugadores del Joventut, de la Selección Española. Y de repente, le ganan de 8 en su casa.

– Y ya se vió en el partido de ida que Albacete no es un rival sencillo que se vaya a dar por eliminado tras perder el primer partido en su propia cancha.

– No hay que menospreciar al rival, hay que ser humildes. Por bandera llevamos en este equipo la capacidad de trabajo, la solidaridad en ataque, el bloque compacto entre los jugadores y eso es lo que vamos a poner sobre la mesa en el Ángel Nieto, con la esperanza y la ilusión de hacer algo bonito ese sábado. La LEB Oro es una competición muy importante, porque hay rivales como Estudiantes o Burgos que congregan a 10.000 espectadores en su cancha. Si ocurriera, no vamos a encontrar con unos momentos muy bonitos en la nueva categoría. No quiero hablar de qué pasaría o cómo nos organizaríamos pero es cierto que el paso es un paso muy grande y ojalá consigamos dar ese salto.

– El CB Zamora tiene un factor importante a su favor, que cuenta con una afición de primer nivel porque en Zamora se entiende de baloncesto.

-Nos viene de lejos, desde hace más de cuarenta años. Me para la gente por la calle para darnos ánimos y yo sólo les prometo la victoria. El aficionado a veces peca un poco de forofismo y a veces esa faceta no es buena. Desde luego que en Zamora se entiende de baloncesto y eso beneficia mucho al trabajo. Pero la pasión no es buena porque te crea stress y la persona que no tiene un buen control mental, no responde bien en los momentos de tensión porque te precipitas. En ese sentido, Saulo es bastante equilibrado.

– ¿Ya ha dicho que cree que el equipo ha superado la supuesta crisis de la final contra Cartagena, pero cómo lo ve ahora?

- Tengo la sensación de que el equipo está muy bien y el entrenador ha hecho un gran trabajo que yo creo que además ya se le reconoce a nivel nacional porque transmite y de qué manera, y no es porque sea mi hijo. Transmite mucha seriedad, mucha profesionalidad. Le das doce tíos en octubre y en diciembre ya no los conoce ni Dios, ha hecho otra cosa, ha hecho un equipo. Y tenemos que poner en valor que nuestro proyecto, económicamente no entra ni entre los diez primeros porque a base de una fama que nos hemos ganado de poner en valor a los jóvenes, contamos con jugadores que no los sacaría nadie en otro equipo y aquí juegan. Toni Naspler, con 19 años, tiene que jugar él los momentos decisivos y los demás son igual de jóvenes. Saulo ha confiado en otros jugadores que ahora están triunfando, y entre ellos, lo saben. Vienen a aprender, y los minutos importantes los juegan ellos.