Fallece a los 75 años Paulino Fernández Lorenzo, "el enterrador de Alcañices"

Propietario de una funeraria que gestiona varios tanatorios en la comarca, y de un supermercado, siempre destacó por su espíritu emprendedor y su generosidad, y era uno de los empresarios más queridos de la Raya

Paulino y Pilar en la celebración de sus bodas de oro, en 2021. | Ch. S.

Paulino y Pilar en la celebración de sus bodas de oro, en 2021. | Ch. S. / Ch. S.

La comarca de Aliste ha perdido a uno de sus personajes más conocidos, a la vez que peculiares, además de ser, sin lugar a dudas, uno de sus más importantes emprendedores de la comarca: Paulino Fernández Lorenzo, «el enterrador», que podía presumir de ser el hijo del «Rey» de Alcorcillo, fallecía en la tarde de este jueves a los 75 años de edad.

El Santuario Mariano Diocesano de Peregrinación de Nuestra Señora la Virgen de la Salud de Alcañices (patrona de Aliste) acogerá el viernes a las 19 horas la misa de funeral de Paulino Fernández Lorenzo, esposo de Pilar Anta Barros y padre de Roberto y de Verónica Lorenzo Anta, casada con José Antonio Alonso Pérez de Fonfría, que le dieron a sus dos queridos nietos Paula y Héctor. El velatorio, por el que ya han pasado cientos de alistanos y trasmontanos, está en el tanatorio que él mismo fundó en Alcañices.

Paulino Fernández Lorenzo nació el día 15 de diciembre de 1948 fruto del matrimonio entre el señor Paulino Fernández Rafael –más conocido como «el Rey» de Alcorcillo–, del que heredaría su peculiar mote, con Antonia Lorenzo González «la Quintera» de Alcañices, así apodada por vivir en el Barrio de la Quinta de la villa, en lo que hoy se conoce como carretera de Tres Marras. Fue el cuarto de cinco hermanos: Alejandro, Amelia, Alicia y Sari.

Hijo de «Rey», sin ser príncipe, ya era él un niño inquieto y algo travieso, Paulino Fernández Lorenzo llegó a a su madurez donde fue forjándose su propio destino hasta que acabó siendo más conocido como «el enterrador».

Campanas de boda

Pasada la adolescencia le llegó la juventud y el amor, los derechos y los deberes, que todo va unido en esta vida y valle de lágrimas por lo cual, a pesar de ser él hijo de «el Rey» no le quedo más remedio que cumplir el servicio militar repartido con la instrucción y tres meses en El Ferral de Bernesga (León), posteriormente otros tres en Monte la Reina (Toro) para terminar con otros tres en el cuartel de Zamora. donde se licenció

Era Paulino un echado para adelante, en eso fue un fiel reflejo de su padre, y tras regresar del servicio le pidió la mano a Pilar Anta Barros, nacida en el año 1951, según sus contemporáneas «una moza muy bonica».

Día 13 de marzo de 1971, esa fue la fecha en que la iglesia parroquial de Nuestra Señora la Virgen de la Asunción de Alcañices se vestía de gala para acoger la boda del joven mozo, Paulino tenía solo 22 años, y de Pilar, con sólo 20.

Pilar Anta Barros y Paulino Fernández Lorenzo el día de su boda en Alcañices, en 1971. | Chany Sebastián

Pilar Anta Barros y Paulino Fernández Lorenzo el día de su boda en Alcañices, en 1971. | Chany Sebastián / Cedida

Tiempo de emigrar

En unos tiempos en que los exiliados tras la Guerra Civil estaban ya a la espera de la Democracia para regresar a su añorada tierra, a Paulino no le quedó otra que optar por el éxodo rural, tan voluntario como a la vez obligado, haciendo las maletas y no para irse de luna de miel sino para trabajar y buscarse la vida con una primera parada antes de cruzar la frontera de los Pirineos (en Irún), decidiendo luego asentarse en Suiza.

Juntos trabajaron en un hotel para luego Paulino optar por la jardinería allá en los Alpes y Pilar por una fábrica de pasta, un relojería y finalmente en una residencia de la tercera edad los últimos años.

En Suiza se quedó embarazada Pilar y cuando solamente le quedaban unos meses para dar a luz a su primera hija, Verónica, tras analizar la situación, con sus pros y sus contras, se decidieron por regresar a tierras alistanas.

Espíritu emprendedor

Ya en España y en su siempre añorada y nunca olvidada tierra de Aliste gracias a los ahorros de Suiza lo primero que hicieron fue comprase un casa y montar una tienda de ultramarinos, una labor que él compaginaba con su faceta de fontanero en una época en que el agua corriente comenzaba a llegar a los hogares en los pueblos alistanos. Él, por ejemplo, fue el encargado de poner todas las tuberías de las redes de abastecimiento de agua potable y saneamiento en el barrio de Santa Teresa, por encargo del entonces alcalde, Tomás Carrión Carrión.

Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, y viceversa, y, trabajadores y ahorradores ellos, cuando lograron juntar el dinero suficiente se decidieron a abrir un nuevo negocio: la funeraria que regentada por el feliz matrimonio trajo consigo que su título de «hijo de rey» fuera dando paso a un nuevo apodo como «el enterrador de Alcañices». Actualmente la familia gestiona hasta siete tanatorios diferentes en Alcañices, Fonfría, Rabanales, San Vitero, San Vicente de la Cabeza, Trabazos y Nuez de Aliste.

Su hija Verónica siempre admiró a su progenitor y reflexiona sobre él: «mis padres han trabajado muchísimo toda su vida; a mi padre aparte de «el rey» también se le conocía como «el enterrador» y no es un oficio agradable, pues en su vida se ha encontrado muchas situaciones delicadas, ya que recoger cadáveres en las carreteras, niños pequeños o jóvenes en accidentes de tráfico es muy duro».

El mismo Paulino solía sentenciar que algunos de los momentos mas duros de su vida los vivió recogiendo a fallecidos en siniestros mortales en la fatídica carretera Nacional 122.

Bonachón y sociable era él, y uno de sus innumerables amigos señala que «Paulino hizo muchos favores», un secreto a voces, cuando alguna familia tenía problemas para costear los gasto del último viaje en el trágico momento.

Paulino Fernández Lorenzo, muy aficionado a los toros, era ante todo un alistano y alcañizano de pura sangre, siempre orgulloso de si mismo, de sus orígenes, de su tierra y de su paisanos, honesto y trabajador: «Fue un hombre hecho a si mismo, nadie le regaló nunca nada, todo se lo ganó con el sudor de su frente, junto a su mujer y sus hijos, siendo un empresario y un vecino ejemplar que se dejaba y hacía querer con su manera de ser, ganándose ese respeto que no siempre se fácil de lograr» aseveran sus propios paisanos.

David Carrión Galhardo, alcalde del Ayuntamiento de Alcañices, asevera con dolor que «se nos va una persona que ha sido y será siempre un ejemplo de emprendimiento y perseverancia. Una persona avanzada a su tiempo que creo mucho trabajo y una empresa familiar referente en toda la provincia de Zamora. Una persona que siempre era el primero en colaborar en las fiestas del pueblo o en aquello que hiciera falta . Una pérdida muy sentida para la villa de Alcalñices y para todo Aliste».

Paulino Fernández, rey y enterrador, alcañizano y alistano, ha dejado una imborrable historia cultivada por las palabras y los hechos. Aliste ha perdido, sin lugar a dudas, a uno de su más insignes hijos y a empresarios.

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