Entrevista | Sergio Aguilar Creador del Camino de Sayago y @buenajera

"En Sayago tenemos pureza, esencia y alma; eso, por sí solo, vende más que el barullo y la playa"

"La despoblación nos deja desprotegidos porque la poca gente que hay no tiene capacidad de protesta"

"No hace falta ir a la Antártida o a los Apalaches para encontrar un cielo tan limpio como en Sayago"

"Los pueblos se están desmantelando a base de quitar servicios"

Sergio Aguilar durante ante un mirador de los Arribes del Duero

Sergio Aguilar durante ante un mirador de los Arribes del Duero / S. A.

Hijo de la emigración, Sergio Aguilar nació en el País Vasco, reside en Valladolid y es, por encima de todo, un sayagués de Carbellino por parte de padre y madre. Este médico y profesor, es a ratos poeta, fotógrafo, caminante y un sobrevenido "influencer" como alma mater de @buenajera, la red social que muestra Sayago por todos los rincones del planeta. Las visualizaciones de sus vídeos se cuentan por millones y el Camino de Sayago se ha convertido en una ventana al mundo donde descubrir las maravillas que esconde esta comarca fronteriza. Este verano continúa el recorrido, nuevas experiencias y la invitación a descubrir un territorio que "resplandece como un refugio de autenticidad ancestral".

–Sayago "es mi lugar en el mundo" dice ¿qué tiene de singular esta comarca?

–Pues muchas veces tiene la bendición de su desgracia. Al ser una tierra que ha cambiado poquito en las últimas décadas, bien porque no se ha invertido suficiente o porque la gente lo ha ido dejando como estaba, guarda cosas que no se encuentran en otros sitios. Hay lugares que están como hace 30, 40 ó cien años sin haberlo buscado. Perduran elementos que en otros sitios se perdieron y ese es el encanto de Sayago, a riesgo de que lo perdamos en cualquier momento.

–Usted encuentra fortalezas donde otros ven decadencia.

–Entiendo que en todo lo que hemos perdido o no hemos avanzado hemos ganado cosas. Porque mantenemos la esencia del principio y a eso podemos sacarle partido. La pena es que si queremos hacer todo rápido y mal, tomando decisiones precipitadas, nos cargamos el encanto y perdemos valores como la arquitectura, las tradiciones o el patrimonio. Y es lo que defiendo en las redes sociales e intento fomentar a base de mostrarlo en los vídeos y en Instagram. Son cosas que me da miedo que mañana desaparezcan, porque se derrumben o no se valore. Por ejemplo, hemos tenido problemas con muchas concentraciones parcelarias que se han cargado el sistema de cortineo y piedra seca, o abandonos de ermitas que se han dejado caer. Y nos pasa un poco con todo. Al final los pueblos se están desmantelando a base de quitar servicios y dejando a la gente que sobreviva hasta que desaparezca el último vecino.

–Las concentraciones crean controversia; defensores que las ven como única salida de futuro para la agricultura y ganadería, y detractores que temen por el patrimonio, ¿hay una vía intermedia?

–Nunca me opongo a la concentración parcelaria, me parece que es una buena opción pero con una serie de normas. No vale todo. Es verdad que concentrar parcelas es mucho más viable para quien trabaja la tierra y vive del ganado. A mi eso no me parece mal, al igual que la implantación de otras industrias, siempre y cuando se controle que eso no se cargue una forma constructiva, todo un sistema de construcción tradicional tan característico de Sayago como es la piedra seca. Si nos cargamos eso de un día para otro, Sayago se convierte en otra cosa y perdemos el encanto que habíamos conseguido como hecho diferencial. Cuando te mueves por el mundo ves que en otros sitios ese respeto por lo tradicional ha funcionado porque se valora. Por qué no aquí.

Sergio Aguilar

Sergio Aguilar / S. A.

–¿En Sayago son posibles macroproyectos como los molinos eólicos?

–No hay que cerrarse a proyectos, o macroproyectos, en beneficio de la población. El problema es dónde van esos beneficios. Hemos tenido la experiencia con los embalses, que nos han cambiado la forma de relacionarnos con los vecinos de Salamanca o Portugal y sin embargo no mejoraron la situación de esos pueblos. La cuestión es que todo eso repercuta positivamente en la sociedad. Y se puede hacer bien si se formalizan los proyectos con cierta lógica, pero no a base de abrir las puertas a todo el que quiera venir a sacar provecho para que al final desaparezca lo que teníamos, cambie el paisaje y la vida, y encima que la gente no se beneficie de nada de eso.

–¿Estamos ante una comarca vulnerable ante las amenazas?

–Es vulnerable porque no hay apenas gente que proteste o denuncie las cosas que se hacen mal. Al final esa despoblación nos deja desprotegidos y cualquier cosa que en otro sitio tendría una oposición, pues aquí se consigue fácilmente poniendo encima de la mesa un poco de dinero o simplemente haciéndolo. La despoblación acarrea que la poca gente que hay no tiene ni voz ni capacidad de protesta, ni siquiera es dueña de su propio futuro. Se decide todo desde fuera y los sayagueses ven venir las cosas como se las dan, hechas. Esa forma de pensamiento pesimista y de corto plazo se ha incrementando en la mente de muchos sayagueses porque piensan que no valen tanto como valen y mi empeño es que se den cuenta de que aquí hay cosas tan válidas como en otros sitios y unos encantos que los primeros que debemos valorarlos somos nosotros. Convienen que empecemos a vendernos mejor y hagamos un poco más de propaganda en lugar de tirarnos piedras contra nuestro propio tejado.

El pensamiento pesimista se ha incrementando en la mente de muchos sayagueses porque piensan que no valen tanto como valen

–¿Esa reivindicación dio lugar al Camino de Sayago, cómo surgió la idea?

–Cuando apareció el coronavirus la gente optó por la cercanía y muchos se sorprendía de lo que yo les mostraba. Amigos míos buscaban un sitio próximo para conocer y yo les animaba a venir a Sayago. Me di cuenta de que volvían encantados y era gente de lo más variopinta. Pensé, pues a lo mejor es buen momento para aprovechar las redes sociales.

–Y abrió una ventana que le ha lanzado como un cohete en las redes sociales.

–Rondamos los tres millones de visualizaciones en estos años a través de @buenajera. Hay vídeos que para mi sospresa acaban siendo virales y me escribe gente de todas partes del mundo buscando información. Es cuando te das cuenta de que interesa Zamora y Sayago. Porque se sale de los cánones que ve la gente cuando piensa en España; buscan cosas nuevas, originales y con una esencia. Y en Sayago lo que tenemos es pureza, esencia y alma. Eso solo por sí vende, es otro caladero de turismo más allá del barullo o la playa. Y a Sayago nos interesa gente con ganas de conocernos y de respetar lo que hay.

Cuando te mueves por el mundo ves que en otros sitios el respeto por lo tradicional ha funcionado porque se valora; por qué no aquí

–A la vez dice que es un camino de reconocimiento personal en el que ha participado su hijo.

–Cuando la gente habla de los caminos al final se buscan experiencias de vida. En Sayago puede haber menos cosas que se vendan para el gran público, pero sí muchas que te permiten conocerte por dentro. Situaciones, sorpresas, forma de vida, naturaleza, dormir al raso o encontrarte con personas sabias y muy interesantes. El camino es una forma de romper esa barrera contra esa idea de que todo tiene que estar programado, decidido y seguro. En la aventura tienes que confiar en tus habilidades. Es un viaje de interior en el sentido de que es un descubrimiento de las cosas que te vas a encontrar por el camino y cómo reaccionas frente a las dificultades. Por eso también me interesaba contar con mis hijos, en este caso Gonzalo, porque es un buen momento para conocer cosas que hoy se están perdiendo.

–¿Cómo es la experiencia de dormir al raso contemplando cielos tan limpios, otro de los grandes tesoros de la comarca?

–Maravillosa. Creo que somos un destino Starlight sin que nos ponga nadie la etiqueta. Quien ha estado en Sayago en una noche sin luna sabe que no hace falta que nos venga una empresa americana a poner un sello de calidad. Habría que sacarle partido a este recurso, lo tenemos ahí y podría atraer a mucha gente. Es una experiencia única. Conozco a mucha gente que habiendo contemplado el cielo de otros sitios de España, cuando les invitas a tu pueblo se quedan impresionados. Yo lo llevo viendo desde pequeño, pero hay gente para la que es un descubrimiento encontrarse un cielo tan limpio, sin necesidad de irse a la Antártida a los Apalaches. Un cielo lleno de estrellas donde poder ver una vía láctea impresionante que parece que se te está cayendo encima. Pues ese cielo lo tenemos en Sayago y puede ser un recurso y un atractivo para muchísima gente.

Los grandes proyectos, con cierta lógica, no a base de abrir las puertas a todo el que quiera venir a sacar provecho para que desaparezca lo que teníamos

–También ha valorado el impacto qe puede suponer para la zona el Camino de Sayago.

–Cuando acabé al año pasado el camino y vi el interés que había suscitado, presenté mi proyecto en la Subdelegación del Gobierno. Me dijeron que poco podían hacer, pero ahí está, a disposición de quien lo quiera mover. Creo en los valores de Sayago, tenemos los recursos, no es partir de cero. Claro, hay que invertir un dinero en señalizar, marcar, formar a alguna persona para mantenerlo. Pero es que de todo eso se beneficiarían los pequeños negocios, tiendas que podrían vender los productos de la zona, guías. Es un punto de vista mucho más allá del terruño o de la ganadería, que también.

Sergio Agular con uno de sus hijos durante el Camino de Sayago

Sergio Agular con uno de sus hijos durante el Camino de Sayago / S. A.

–Lo cierto es que atraviesa un momento complicado, no encuentra relevo y los ganaderos se van jubilando.

–Es verdad que la ganadería, que ha sido el motor de esta comarca, lo tiene complicado, y más la extensiva. Pero también es cierto que esa actividad suscita la curiosidad de mucha gente. ¿Por qué no sacarle partido?. El mero hecho de ordeñar un animal que para una persona de aquí es lo más normal del mundo, incluso llega a ser tedioso, para alguien de fuera puede ser un espectáculo.

–Ya hay una experiencia con ganadera en Argañín, Almudena, que enseña su trabajo.

–Esa es mentalidad, aunque al final la trae gente de fuera que no se han movido toda la vida en ese ámbito. La gente de la zona no se cree que eso pueda le pueda interesar. Quizás los humanos nos hemos distanciado muchos de nuestro espíritu natural, nuestra esencia, y nos hemos ido a un mundo ya hecho. Pero al final, cuando tenemos la experiencia delante de nuestras narices, es cuando nos gusta. Hay cosas a las que no le damos valor porque tendemos a compararnos con esa ciudad limpia, organizada, cuadriculada y caemos en un complejo de inferioridad que no ayuda.

Sayago tiene todos los alicientes para que guste a muchísima gente; aventura, descubrimiento, arte, naturaleza

–Al contrario, puede llegar a ser paralizante.

–Claro. Se trata de que la gente se sienta orgullosa de lo que tiene. He ido a pueblos donde se sorprenden porque ves algo que aparentemente carece de interés y cuando lo cuelgas en las redes sociales tiene miles de visualizaciones. Te preguntas, ¿este pueblo sabrá lo que tiene?, nadie apostaba porque eso fuera a suscitar interés y resulta que le llama la atención a un montón de gente. Trato de demostrar que se puede. Recuerdo una vez que hice una salida al campo en el pueblo con mi tío Cano, que era cazador. Y siempre me decía que en el pueblo no había nada, que estaba todo abandonado, sin futuro, el pesimismo típico. Salimos un día de caza y yo estaba grabando sin que se diera cuenta. La salida del sol, el arroyo, las peñas, el perro corriendo entre las zarzas. Cuando llegamos a casa se quedó dormido y yo conecté al cámara a la televisión, le desperté y le digo, mira está Jara y Sedal. Y empezó a verlo, salta ‘esto sí que es bonito’. Y cuando vio a su perro dice: ‘¡pero si soy yo!’. Aquello le parecía otra cosa. Y pasa lo mismo con muchas cosas que pongo en Instagra; de no llamarles la atención a quedarse admirados.

–Comparar los valores de Sayago con singulares en España y en el mundo.

–He viajado mucho por todo el mundo saliéndome de las rutas normales y me han gustado, algunas son espectaculares. Pero Sayago tiene todos los alicientes para que guste a muchísima gente. Tiene aventura, descubrimiento, arte, naturaleza, hay cierta épica en todo esto que busca la gente que hace este tipo de cosas; lo que pasa es que no lo conocen. Por eso transmito toda información para aquel que se quiera acercar a hacer algo, eso sí sabiendo a lo que se expone. Que no vengan buscando hotelazos ni estrellas Michelín, pero sí toda la libertad del mundo, productos locales exquisitos, naturaleza, experiencias, patrimonio. Por fortuna Internet y las redes sociales se abren al mundo entero. No es descabellado, si lo hacemos bien, que esto repercuta a nivel económico y social. Me da pena que no se saque partido, encima cuando hay tanta necesidad de que retengamos a gente.

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