La música de cámara catedralicia regresa a los pueblos de Zamora

Ensemble Semura vuelve a acercar las composiciones de los maestros de capilla del siglo XVIII de la Seo zamorana a Moraleja del Vino, Vezdemarbán y Alcañices del 5 al 7 de julio

Presentación del certamen Sonoridades Olvidadas en la Diputación de Zamora

Presentación del certamen Sonoridades Olvidadas en la Diputación de Zamora / Ana Burrieza

Estefanía Vega

La música de los maestros de capilla del siglo XVIII vuelve a salir de la exclusividad del archivo de la Catedral de Zamora para disfrute del público del mundo rural. La quinta edición del certamen Sonoridades Olvidadas regresa del 5 al 7 de julio para descubrir la magia de la música religiosa barroca en los templos de Moraleja del Vino, Vezdemarbán y Alcañices.

El proyecto de la agrupación Ensemble Semura, impulsado por la zamorana Clara Espinosa Encinas y Lucien Julien-Laferrière, prosigue para dar a conocer los temas más representativos y acotados a los religiosos de la Seo catedralicia en una apuesta por recuperar aquellas piezas originalmente ideadas para su interpretación intramuros. Un ciclo que esconde un exhaustivo proyecto de estudio y recuperación de estas partituras que ahora ven la luz libres de restricciones.

Las piezas más representativas del periodo barroco volverán a resonar en los recintos relogiosos de la Tierra del Vino, el alfoz de Toro y Aliste en unos conciertos con entrada libre hasta completar aforo y que arrancarán el día 5 de julio a las 21:00 horas en la iglesia de Santa María Magdalena en Moraleja del Vino, para continuar el sábado en el templo de la Virgen de la Cuesta en Vezdemarbán y culminar 7 de julio a las 20:30 horas en el Santuario de la Virgen de la Salud en Alcañices.

El rigor histórico en la seña de identidad de este certamen que emplea instrumentos propios de la época, como es el caso del oboe barroco y el bajón, en un intento por reproducir la sonoridad de hace 300 años. La soprano Laura Martínez Boj y el contratenor Bruno Campello Muñiz interpretarán la parte coral en compañía de la Camerata Primo Tempo, dirigida por Mercedes Lorenzo Arnaz y de los seis integrantes del ensemble.

Unas actuaciones que también servirán para dar vida a órganos como el de la iglesia de Vezdemarbán "que se toca solo una vez al año", tal y como ha confirmado el alcalde del municipio, Pedro González de Casas.

La agrupación contará con la participación de tres músicos zamoranos, entre ellos Delia Manzano, hija del músico e investigador recientemente fallecido Miguel Manzano, y la reciente incorporación de la violinista Ángela Luis Rodríguez, estudiante del Conservatorio Superior de Sevilla.

Cartel promocional Sonoridades Olvidadas

Cartel promocional Sonoridades Olvidadas / CEDIDA

El vicepresidente primero de la Diputación de Zamora y diputado de Cultura, Educación y Turismo, Víctor López de la Parte, ha destacado la apuesta de la institución por seguir llevando una programación cultural "de calidad" a todos los rincones de la provincia destacando la apuesta de una iniciativa "a la altura de teatros y de salas a nivel nacional de la capital de España". Por su parte, el responsable de comunicación de Caja Rural de Zamora, Narciso Prieto, ha elogiado el proyecto que germinó en 2016 mediante el hallazgo casuístico de las primeras partituras, pero cuyo primer concierto cristalizó en 2019 y que fue posteriormente llevado al medio rural en medio de las primeras restricciones por el Covid, entre las mascarillas y la distancia de seguridad. "Ahora mismo, cuando vemos una iglesia repleta como las pudimos ver el año pasado, es un gran orgullo".

La zamorana e impulsora del proyecto, ha destacado a su vez el inmenso patrimonio cultural de cada rincón al que ha llegado Sonoridades. Espinosa recuerda que, pese a que el objetivo inicial pretendía hacer llegar estas joyas musicales a todos los rincones de la provincia, "finalmente hemos sido nosotros los que hemos podido descubrir un patrimonio arquitectónico que nos ha maravillado".

Un viaje en el tiempo tanto musical como visual que se aleja de su sede original, manteniendo la esencia religiosa que lo ancla a los recintos de culto.