Agroberry, una mancha de innovación en un mar de cereal

Nuria Álvarez Rodrigo es la emprendedora tras la explotación premiada por la Comisión Europea como ejemplo de la mejora de la competitividad

Nuria Álvarez Rodrigo en su explotación de Almendra del Pan

Nuria Álvarez Rodrigo en su explotación de Almendra del Pan / Ana Burrieza

Introducir con éxito una plantación de zarzamora en mitad de un mar de cereal es uno de los motivos por los que Nuria Álvarez Rodrigo acumula una docena de reconocimientos gracias a Agroberry Original from Zamora, un proyecto que ha roto la tendencia de una zona de secano gracias a la innovación agrícola.

Este sueño de raíces empezó hace ya diez años en la localidad de Almendra del Pan, donde levantar 1,1 hectárea de Zarzamora Arapaho en ecológico en un pueblo de 160 habitantes ha constituido una revolución que ha llegado hasta los oídos de la Comisión Europea, desde donde premiaron la mejora de la competitividad de esta explotación de origen familiar. El "Rural Inspiration Awards" de la Comisión Euorpea que recibió la zamorana en 2019 ha sido la primera y única vez que el galardón ha venido a España. La plantación ecológica de zarzamora en pleno campo de cereal sentaba precedente de cómo era posible cambiar el rumbo de una zona entera y lo hacía de una manera sostenible, gracias al riego por goteo, las placas solares y el manejo en ecológico.

Proceso de envasado y conservación de moras

Proceso de envasado y conservación de moras / Ana Burrieza

Los inicios del proyecto se remontan a 2015. Con una prometedora carrera profesional y un MBA bajo el brazo, fue después de haber dado el salto a Irlanda cuando Agroberry empezó a germinar en la mente de Nuria. La formación en frutos rojos que recibió Agripino Álvarez, agricultor y padre de la emprendedora, fue la chispa que prendió el proyecto de la hija. "Tenía 34 años y pensé, o planto raíces en Irlanda o regreso a España" cuenta sobre la decisión de emprender en el sector agrícola. Poco después, las raíces de las 400 primeras zarzamoras de Agroberry ya se hundían en la tierra de Almendra del Pan, donde Nuria lleva transformando la tradicional explotación familiar en un innovador proyecto de frutos rojos desde hace casi diez años.

Un modelo ejemplar

Zamora se ha revelado como un lugar estratégico para la zarzamora. "La idea del proyecto era romper el mercado de Huelva", explica Álvarez Rodrigo sobre cómo el clima frío de la provincia consigue encajar la producción del fruto rojo en los meses de verano, coincidiendo con el cierre de invernaderos del sur, los mayores productores del país.

Plantas de las zarzamoras

Plantas de las zarzamoras / Ana Burrieza

Encontrar este nicho de mercado llegó tras el desarrollo de una estrategia que tomó muchos caminos, y es que Nuria llegó "con un plan de negocio escrito muy diferente". La realidad del entorno cerealista la obligó a adaptarse a un terreno con un Ph demasiado alto para el cultivo de arándanos, el fruto sobre el que se asentaba aquella primera idea que hubo que replantear: la gran inversión para acidificar el terreno llevó a la búsqueda de alternativas compatibles con la tierra que ya tenía. "A medida que avanzaba en el estudio de mercado me daba cuenta de que el fruto rojo que menos hectáreas tenía plantadas a nivel nacional era la mora, también porque es el más difícil de manejar". Así fue cómo se propuso llegar a las dos hectáreas de cultivo de zarzamora, aunque en la actualidad, Álvarez Rodrigo ha decidido no crecer más allá de las 1,1 hectáreas actuales.

En la actualidad, las 4.000 plantas de Agroberry producen cinco toneladas de mora ecológica por año, la mitad de fruta que se recogería en una plantación convencional, según los estudios. Durante la campaña de recogida, a punto de empezar, se dividirán entre moras de primera y de segunda, unas destinadas a la venta directa y las segundas a la transformación en productos elaborados como mermeladas gourmet y licores. "En mi plan inicial no lo contemplaba, pensaba meter camiones para que se llevaran las moras frescas directamente", explica sobre cómo ha ido reconduciendo su camino, al que incorporó un obrador en 2021 que se ha convertido en el corazón del proyecto. Gracias a ello, nunca hay más tarros de la cuenta en la recámara, por lo que el consumidor siempre obtiene producto fresco gracias a las elaboraciones habituales de mermelada.

Nuria Álvarez en la plantación

Nuria Álvarez en la plantación / Ana Burrieza

Las moras que se venden al natural se seleccionan a mano antes de estabilizarlas con frío por 12 horas "eso significa que puedes tener la fruta siete días en la nevera y está perfecta", un proceso que sustituye cualquier conservante. Las moras que se guardan al acabar la temporada se congelan de una en una, separadas en espaciosas bandejas a mano, la herramienta más importante desde la recogida hasta el empaquetado, pasando por la selección, un proceso de control de calidad que Nuria revisa con pulcritud. "Mis clientes notan el sabor", explica sobre una marca cuyo valor se basa en la más alta calidad y que vende a restaurantes y particulares de toda España.

Además de la fruta y las elaboraciones, el obrador incorporará un nuevo producto, y es que las semillas de las moras se convertirán de ahora en adelante en harina sin gluten, un proyecto que Agroberry desarrolla en colaboración con la Universidad Católica de Ávila y las universidades de Valladolid y Burgos gracias al concurso Desafío Universidad-Empresa. La materia prima rescatada se convertirá en galletas tipo "cookie" aptas para celiacos. "Como no soy cocinera, tendré ayuda para perfeccionar el producto". Y es que en unas semanas y gracias a un programa de intercambio de la Unión Europea el chef italiano Massimo Vassallo aterrizará en el obrador de Agroberry para aprender del modelo empresarial de Álvarez Rodrigo, y por el camino, ayudará a perfilar la receta del siguiente producto de la marca.

Este ha sido el resultado de una de las muchas propuestas que Nuria recibió para la reutilización de las semillas. "Conseguimos un aceite de mora que era espectacular pero solo tenía un rendimiento del 10%, a mi nivel no era viable empresarialmente", explica sobre algunas alternativas descartadas debido a su tamaño, una característica que dice, quiere mantener.

El equilibrio del campo

Lo innovador del proyecto además de premios, también trajo consigo barreras burocráticas. La incorporación de Nuria como profesional agraria tuvo dificultades para hacerse ligada a la plantación de zarzamora, y es que en el desplegable de la solicitud a la Junta de Castilla y León no aparecía este cultivo. La incorporación se hizo finalmente a través de la explotación agroganadera familiar: "Me quedé con todo", explica sobre el modelo de gestión ligado al proyecto. La sostenibilidad económica de Nuria se equilibra entre el cereal y los frutos rojos, y es que Agroberry es solo una parte de la explotación donde también se cultivan 120 hectáreas de avena forrajera, cebada, girasol y garbanzo.

La emprendedora junto al Ebro de su abuelo

La emprendedora junto al Ebro de su abuelo / Ana Burrieza

"Voy buscando el equilibrio", dice sobre las cuentas entre el cereal y la zarzamora, un balance que ella mantiene para "aumentar la rentabilidad de Agroberry para que crezca progresivamente". Los márgenes entre ambas producciones se ajustan año a año y sirven para sostener el negocio al completo: "El año pasado la parte agrícola fue bastante peor, pero se compensó con Agroberry", la ingeniería de la sostenibilidad la ayudó a sobreponerse a las pérdidas de una de las peores sequías de las últimas décadas.

Además de las tierras de cultivo, Nuria ha heredado de su familia las ganas por innovar y emprender, y entre el despacho y el obrador de suelo rosa (el color corporativo), una tienda recoge los tesoros familiares recuperados de la explotación, cuya titularidad ha pasado de abuelos a nieta. El Ebro que compró Daniel Álvarez, su abuelo, da la bienvenida a los visitantes, vestigio de quien fue también un innovador de su época al ser el primer agricultor de Almendra en dar de alta la explotación, relata orgullosa Nuria sobre la historia detrás de las tierras de Agroberry por las que también pasó su tío, técnico agrícola de formación que la ayudó en los inicios de las zarzamoras, al igual que su madre, Juana Rodrigo, y Agustín Jambrina, su pareja. Gracias a ellos, los relevos de la tierra se han ido sucediendo. "Firmé el contrato con mi abuela", incide Nuria sobre el traspaso de un pequeño negocio familiar centenario que Carolina Antón firmó para legar a su nieta y que ha sido premiado por la Comisión Europea por la mejora de la competitividad.

Proyección internacional con raíces en el mundo rural

El éxito de Agroberry va más allá de la calidad premium del producto. Álvarez Rodrigo se ha volcado en la comercialización de la zarzamora, para la que ya tiene proyectos en marcha. "Necesitaba desarrollar mi parte académica para sentirme feliz y no abandonar el primer año". La zamorana se encuentra inmersa en sacar adelante un proyecto de internacionalización a través del Icex, donde ya ha empezado los trámites para poder comercializar mermelada en tiendas gourmet de otros países europeos, un proyecto para el que contaría con nuevas variedades de sabores; la estructura de Agroberry permitirá a Nuria transformar y comercializar más frutos rojos, una de las características por las que el Icex valoró positivamente la marca zamorana.

Productos de Agroberry

Productos de Agroberry / Ana Burrieza

Además de moras e innovación, tras Agroberry se esconde una militancia contra la despoblación, cuya primera solución, en opinión de Nuria, son los negocios pequeños y familiares. "Yo podría ser grande, pero no me da la gana", explica sobre la sostenibilidad del entorno que cree, debe huir de macrogranjas y macroplantaciones. "Solo tienes que ser viable y eso no depende del tamaño", y da por finalizada la mañana en el despacho, desde donde continúa trabajando por un proyecto que ha hecho que le pidan producto incluso desde Brasil: "No tengo tantas moras como para mandar hasta allí", ríe sobre un éxito que construye con paso firme desde Almendra del Pan, donde ya vigila con interés el desarrollo de unos pocos algarrobos y madroños, su siguiente proyecto para Agroberry.

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