Sayago despide con emoción a la "abuela" de Tamame

Aurelia Prieto Panero recibe el último adiós en el funeral oficiado en el pueblo en el que nació hace 109 años

Aurelia (centro) con sus hijos en la fiesta en la que celebró su 109 cumpleaños. | M. J. C. (Archivo)

Aurelia (centro) con sus hijos en la fiesta en la que celebró su 109 cumpleaños. | M. J. C. (Archivo)

Tamame de Sayago ha despedido a su vecina más longeva. A sus 109 años de edad, Aurelia Prieto Panero, recibió el miércoles el último adiós de familiares, amigos y vecinos en la iglesia de Santa María Magdalena y, acto seguido, su cuerpo sin vida fue enterrado en el cementerio de su localidad natal.

Aurelia deja un gran vacío en el corazón de sus familiares, especialmente en el de sus dos hijos, Emilia y Agustín, sus seis nietos y sus tres biznietos. Su ausencia también se notará en la residencia «San Agustín» de Toro, en la que ingresó hace más de dos años para recibir la atención que precisaba tras sufrir una lesión en una pierna.

El párroco de Tamame oficia la misa de funeral en la iglesia del pueblo

El párroco de Tamame oficia la misa de funeral en la iglesia del pueblo / Cedida

A pesar de su avanzada edad, Aurelia conservaba una memoria prodigiosa, con la que evocaba infinidad de recuerdos y mostraba abiertamente su vitalidad y sus ganas de compartir agradables momentos con su familia, que era el pilar de su vida.

Sin duda, uno de los momentos más emotivos de la recta final de su vida fue la fiesta de cumpleaños que el 8 de agosto del pasado año compartió con familiares, compañeros y trabajadores de la residencia, durante la que recibió numerosas muestras de cariño.

Aurelia nació el 8 de agosto de 1914 en Tamame de Sayago, localidad en la que residió y trabajó durante casi 50 años. Su vida la dedicó al campo en el que trabajó junto a su marido Eliseo Crespo, labor que compaginó con el cuidado del ganado y con la crianza de sus dos hijos.

Uno de los episodios más duros de su pasado fue la Guerra Civil, etapa en la que tuvo que afrontar la incertidumbre de saber si el que entonces era su novio regresaría o no al pueblo. Una vez finalizado el conflicto bélico, la pareja decidió formalizar su relación y, al poco tiempo de contraer matrimonio, el nacimiento de sus dos hijos unió aún más a Aurelia y Eliseo.

El pasado 8 de junio, enfermó en la residencia y fue ingresada en el hospital, en el que finalmente falleció. Aurelia deja una profunda huella en las personas que se cruzaron en su camino por su simpatía, cercanía y eterna sonrisa.

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