La pintora Michele Mariette inauguró ayer una muestra en la galería de arte Ángel Almeida-Espacio 36, donde expone más de 40 obras de estilo impresionista.

-Vuelve a Zamora donde ha expuesto en varias ocasiones.

-Sí, en este caso presento unas obras centradas en varios temas, dado que no suelo hacer exposiciones monotemáticas. En esta muestra se combinan vistas realizadas en acuarela de la ciudad de Zamora y he apostado por mostrar las riberas de los ríos, en óleo. También hay algún cuadro sobre calles, un tema que he tratado abundantemente. Esta temática no la he olvidado, simplemente me han interesado nuevos argumentos que he profundizado a lo largo de los últimos doce meses.

-Muchos de los cuadros son lugares del casco antiguo como Balborraz, la zona de San Juan...

-He optado por estos escenarios porque me parecen lugares de gran interés, que tienen un ambiente especial y son puntos significativos de Zamora. No obstante, no los trabajo de una manera muy fiel en tanto que hay una parte subjetiva en mi enfoque. Mis obras no son fotografías de Zamora, pero las personas que conocen el lugar lo identifican perfectamente. No me gusta congelar la imagen porque la pintura tiene que tener un movimiento, una luz y un color.

-Y precisamente la luz y el color están muy presentes en todas sus composiciones.

-Sí, siempre. No puedo trabajar con grises, ya que siempre los enriquezco con otros matices. Empleo mucho amarillo, rojo y otros colores, según surjan realmente. Con mi obra quiero reflejar que un mismo tema se puede abordar desde distintos puntos de vista. Muchas personas seguro que se llevarán una sorpresa al ver mis vistas de Zamora.

-¿Qué le mueve a pintar esta urbe?

-Realmente me es muy agradable plasmar esta ciudad. Hay temas que me han interesado de ella, como el Mercado de Abastos por su ambientación y por su riqueza. Me parece muy interesante su acceso, su entorno y sus pasillos. En mi trayectoria he pintado muchos mercados, pero el de Zamora tiene una personalidad muy especial. Siempre me ha gustado mucho pasear por sus pasillos.

-Sus pinturas transmiten optimismo y buenas vibraciones.

- Creo que presento un mundo en el que te escapas un poco. (Risas). Yo pinto una realidad paralela. Creo que el arte es un buen recurso para desprenderse de una cierta angustia que nos rodea en estos momentos. La situación actual afecta a todos los gremios, pero desde mi punto de vista tenemos que seguir trabajando seriamente sin dejarnos atrapar por este ambiente tan negativo que nos rodea.

-En la muestra combina acuarela y óleo. ¿Con qué técnica se encuentra usted más cómoda?

-Depende de los momentos. A veces me apetece el óleo y otros la acuarela. Esta última técnica me gusta por la agilidad y la espontaneidad que puedes tener, el movimiento rápido que te permite... Creo que prefiero la acuarela sobre el óleo. También he trabajado mucho el grabado, pero ahora requiere de mucho tiempo del que ahora carezco.

París, 1951

Lleva unos 30 años con residencia en España. Llegó a este país para trabajar como docente en la Alianza Francesa en Oviedo. Se casó con un español y tras pasar por Zamora y Madrid, ahora vive en Salamanca. En la universidad salmantina cursó Bellas Artes, puesto que desde niña le gustaba el dibujo. Al concluir la carrera se lanzó al mundo del arte de manera profesional «ya con mucha más confianza», atestigua. Ha realizado más de una veintena de muestras individuales, tres de ellas en Zamora, y ha participado en casi un centenar de colectivas. Tras la exposición en la ciudad tiene en cartera efectuar otra en la feria de Irún y en Palencia.