Antropólogo

Al hilo de la publicación del libro «ovnis, ¡vaya timo!» de su amigo Ricardo Campo, Luis Díaz Viana reflexiona sobre la cantidad de testimonios existentes sobre el supuesto avistamiento de formas de vida de otros planetas. Desde el escepticismo y con la antropología como herramienta, el escritor zamorano aporta una visión racional de un fenómeno cuya explicación va más allá de negar la veracidad de los relatos que causaron furor en los setenta y los ochenta.

-¿Cuál ha sido su interés por los llamados fenómenos de tipo paranormal?

-La verdad es que he asistido como espectador a una época en la que este tipo de fenómenos estuvieron de moda y fueron cada vez más frecuentes a través de los periódicos o el cine. No tengo una opinión clara, más allá de que, cuanta más información me llegaba sobre ellos, más clara tenía la relación de estos testimonios con relatos de tipo legendario, que son los que a mí particularmente más me interesan. Desde hace años, tengo contacto con la Fundación Anomalía, a través del escritor Ricardo Campo, que me trasladaron un proyecto para continuar con la investigación de testimonios, noticias o archivos que tenían en sus manos, aunque poco o nada les pude ayudar.

-¿En qué tipo de archivos han trabajado?

-Sus archivos comprenden todo tipo de noticias procedentes de los periódicos, informes elaborados mediante trabajos de campo e incluso grabaciones. El grupo Anomalía partió en sus inicios con el objetivo de hallar respuesta a todo este tipo de fenómenos que cobraban gran auge, aunque finalmente se encuentran con una realidad distinta que abunda en un sentimiento de escepticismo.

-Cuando habla de esa profusión de noticias sobre el fenómeno ovni, supongo que se refiere a la década de los setenta y los ochenta?

-Efectivamente, me llamaba la atención este tipo de noticias incluso antes de que yo tuviera clara mi ubicación profesional. En los setenta y los ochenta circularon de una forma muy importante testimonios de sucesos de tipo paranormal, aunque actualmente estas noticias han decaído bastante. Por la forma de producirse, están claramente emparentados con los testimonios que figuraban en el imaginario colectivo durante la Edad Media o el Barroco. Lo que en aquel momento era la aparición de santos se ha convertido en la época moderna en avistamiento de platillos volantes y este tipo de cosas. En este sentido, los medios han creado el propio discurso, porque muchos de los testimonios nuevos están basados en los que ya han circulado en la sociedad.

-¿Usted cree en la posibilidad de que esos ovnis de los que la gente habla sean reales?

-Me merecen la misma credibilidad que a cualquier científico serio, es decir, me parece prácticamente inimaginable el hecho la aparición en nuestro mundo de vida procedente de otros planetas.

-¿Cómo explica entonces las versiones de todas esas personas, convencidas de lo que han visto?

-Creo que esas posturas se pueden deber a tres tipos de razones. Por un lado, puede tratarse de una alucinación o una interpretación popular de sensaciones que han experimentado. También puede ocurrir que hayan sido fenómenos de tipo natural muy variados. Y por último, hemos de hablar también de objetos y artefactos empleados por los gobiernos de manera experimental, y que se han ocultado a los ciudadanos.

-En ese vínculo que establece entre el fenómeno ovni y los relatos medievales, ¿cómo explica que las personas del siglo XX o XXI puedan calcar aquellos testimonios de hace tanto tiempo?

-Es muy sencillo y se explica por el mito. Es decir, que los relatos no acaban nunca y que hablan de manera continua, sin ruptura, de las actividades humanas y así llegan hasta nuestros días. La sociedad se retroalimenta y no es complicado que ahora se hable de lo de hace siglos.

Zamora, 1951

Desde el año 1995, Luis Díaz Viana trabaja como investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Doctor en Filología Románica por la Universidad de Valladolid, Díaz Viana ha sido jefe del Departamento de Antropología de España y América y profesor en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales. Entre sus reconocimientos, figura el Premio Nacional de Artes y Tradiciones Populares Marqués de Lozoya (1987) y el Premio Nacional de Folklore Agapito Marazuela (2006). Dedicado durante mucho tiempo a la recuperación de la cultura popular y la tradición oral, el estudioso zamorano también ha protagonizado todo tipo de aventuras editoriales.

-¿Usted cree que quienes han experimentado sucesos paranormales mienten?

-Desde un punto de vista antropológico, asegurar si lo que dicen es verdad o mentira es demasiado simplista. Si la gente cree que ve cosas es por algo y lo único cierto es que la sociedad ha creído muchísimo en los ovnis. En este sentido, estas historias han alcanzado una difusión extraordinaria de la tecnociencia. Y cuando hablo de la tecnociencia, me refiero a la ciencia como técnica y no como búsqueda de lo que nos rodea. Quizá fuera conveniente revisar los programas tecnocientíficos actuales.

-¿Por qué cree que algunos ciudadanos comenzaron a preocuparse por mirar al cielo e interpretar lo que supuestamente veían?

-Quizá porque los avances científicos del hombre y los avances en el conocimiento del universo permitieron tener a las personas una visión más amplia de lo planetario. Perdemos la dimensión de lo humano para observarnos a nosotros mismos desde fuera de la propia Tierra.

-Zamora fue conocida en los setenta por la cantidad de fenómenos que aparecían en los medios de comunicación, ¿cree que la profusión de relatos de esta naturaleza está emparentada con un nivel cultural más limitado en el ámbito rural?

-Es una hipótesis sugerente, pero habría que estudiar detenidamente si existe esa relación en el caso de Zamora. No me parece para nada una tontería, pero ese análisis requiere conocer las características de la provincia y saber, por ejemplo, si en esta tierra tuvieron lugar experimentos no declarados.

-Habla también de la difusión, ¿resulta clave que alguien esté interesado en hablar de este tipo de realidades?

-Está tan claro como que hay mucha gente que ha ganado dinero con esto y todos tenemos los nombres en la cabeza. También es cierto que actualmente los temas relacionados con extraterrestres alcanzan menos difusión, quizá porque ya no sorprenden tanto.

-¿Y cómo cree que interpreta la sociedad el momento actual desde el punto de vista de la ciencia y la comunicación?

-Vivimos un periodo en la actualidad tan sorprendente en las formas de comunicación, ha habido un conjunto de innovaciones tecnológicas tan rápido que creo que, a veces, la sociedad las percibe en clave de magia, que no es fácil diferenciar de la propia ciencia.

-Ha hablado de un asunto realmente interesante: cómo los gobiernos han ocultado experimentos de los que quizá deberían estar al corriente?

-De hecho asistimos al movimiento «Democracia Ya» que reivindica este tipo de cosas, el conocimiento de determinados experimentos de los que el ciudadano no tiene noticia. Es tan claro que la sociedad tiene derecho a saber de ellos como el propio peligro que representan para las personas. Me parece algo básico para que la tecnociencia no se vuelva en nuestra contra.