Javier Cuadrado Luis, fotógrafo nacido en Toro pero con residencia desde hace muchos años en Segovia, inauguró ayer una muestra compuesta por 50 instantáneas de Kamakura y Tokio, acompañada de una proyección constante de un total de 600 fotos, en el centro cultural de Caja España de La Marina.

-Su primera muestra fue en Zamora de la mano de Ángel Almeida en la galería de arte «Espacio 36». En aquella ocasión mostró una serie de texturas en naturalezas muertas.

-La muestra fue el empujón de salida. Le presenté mi trabajo, le gustó y expuse. Fue el eslabón de lo que luego ha resultado ser una cadena más larga de trabajos. A raíz de esta muestra comenzaron a surgir otras exposiciones y otros proyectos. Llevo unos diez años haciendo fotografía, aunque tres de manera más intensa.

-Ha retratado desde la Fiesta de la Vendimia, como buen toresano, hasta viajes por varios países de Asia, como las instantáneas que vertebran la exposición. ¿Qué le interesa captar con su cámara?

-Los elementos aparentemente secundarios, pero los selecciono para ensalzar en todo momento. En la muestra de Japón hay una búsqueda de la hermosura. Me atrae lo que en teatro sería el actor secundario.

-¿Cómo surge la muestra sobre Tokio y Kamakura?

-Por un viaje fotográfico. Todo el día estaba disparando. Y este año en marzo hice otro viaje a Vietnam. En estos periplos por Asia opto por el retrato, fundamentalmente. En estos entornos hay mucha belleza y en el campo visual tienes a muchas personas, pero siempre hay alguna que llama la atención de la cámara porque transmite más. La ciudad de Tokio, pese al estrés, tiene espacio para el detalle y para la familiaridad. Es una oposición frente a Kamakura, que es una urbe con muchos santuarios; de hecho que hicieron un recorrido planificado para conocer once y sólo pude visitar cuatro.

-¿Qué quiere decir con sus fotografías?

-Algo que sientes cuando haces «click» con la máquina. Asia como continente me atrae mucho. En las miradas y los rostros hay una belleza que es real, ya que son muy expresivos, sobre todo, los niños. Hice un viaje con Manos de Unidas a Nicaragua y comprobé, como luego en Vietnam, que las condiciones de vida son más limitadas, pero hay una increíble capacidad de felicidad en la infancia. La pureza es lo que intento captar.

-¿Qué proyectos tiene pendientes?

-De momento sólo hasta la muestra inaugurada en Zamora. Tengo otras iniciativas, pero en ocasiones a última hora se diluyen. Quiero hacer un viaje a La India de manera particular para hacer fotografías y de ese material no sé que saldrá. Necesito vender algo porque no tengo ninguna entidad bancaria que me avale. Dispongo de material para más exposiciones porque en Vietnam hice más de 14.000 fotografías, frente a las 11.000 de Japón.

-Parte de su trabajo de Vietnam se puede ver en su web.

-Acabo de crearla. (www.javiercuadrado.es). Poco a poco voy volcando material que tengo para que se conozca mi trabajo. He apostado por hacerla por necesidad, puesto que es la forma más fácil de dar a conocer mi labor. También hay gente que adquiere alguna obra.

-¿Se utiliza mucho la red para comprar instantáneas?

-A la gente le cuesta, pero sirve para contactar contigo o bien se enteran de que tienes una exposición y van a conocer lo que haces. La fotografía cuesta venderla, como es difícil comercializar ahora todo, pero a nivel de decoración tiene la ventaja de que es más barata que la pintura. A nivel de coleccionista y galerías la foto va creciendo. A nivel particular algunas personas creen que todos somos capaces de hacer cualquier fotografía, lo que no es así. En más de una ocasión el comprador me ha dicho que podrían cualquiera de mis fotos que pondría en su casa, lo cual es muy satisfactorio como creador.

-Trabaja con digital, pero sigue con la filosofía del analógico.

-Efectivamente, hago las fotografías con una cámara digital, pero no las retoco. Me sigue fascinando el trabajo de campo, el fotografiar. Llevo cinco años trabajando con digital y no siento la necesidad de retocar mis imágenes.

Toro, 1968

Estudió Medicina en la Universidad de Salamanca. Vive en la ciudad de Segovia desde hace 13 años, aunque trabaja en el SUMA 112 de Madrid, es decir, el servicio de urgencias y emergencias de la Comunidad de Madrid. La fotografía era una afición se está ocupando gran parte de su tiempo como para considerarlo ya una mera afición. La exposición «Retazos de Kamakura y Tokio» supone su muestra número 29 y recuerda que el primer contacto de su fotografía con el público fue «Espacio 36» en el año 2007. Su tiempo libre le gusta compartirlo con su familia, con su mujer y sus hijos de nueve y cinco años, Clara y Juan. Le gusta el baloncesto y lo ha practica a nivel no federado.