Con un aire fresco y desenfadado, la taiwanesa Ming-Hui Lin expone a partir de hoy en la sala de Caja España en San Torcuato su muestra «¡Bu!», un guiño al espectador con la propia cara de la creadora como protagonista.

-¿Qué se puede encontrar el visitante cuando llega a su exposición?

-Se trata de algo muy autobiográfico. Hace seis años que vivo en España y mi cara es muy oriental en este país, así que estoy acostumbrada a que toda gente me mire siempre, aunque al principio me resultaba extraño, porque, cuando estaba en mi país, por supuesto, esto no pasaba. Esta circunstancia ha hecho que ahora conozca mucho más mi cara y lo he querido aprovechar.

-¿Por eso se decidió a utilizar su cara de referente para esta exposición?

-Una amiga mía española me dijo un día que mi cara era como una sartén, totalmente aplastada, lisa. Eso me inspiró a hacer estas caras mías totalmente planas, a las que he añadido distintos peinados. Pero las caras no son todas iguales, porque tienen distintas expresiones, desde el llanto hasta la risa.

-¿Ha sido complicado usar su propio rostro para crear?

-Para nada. Creo que cada artista, cuando crea cada una de sus obras, siempre hace, de alguna u otra manera, una reflexión sobre sí mismo. Por eso hago series de este estilo casi sin pensar, así que no es nada duro.

-También hay material audiovisual en esta exposición.

-Hay dos televisores que muestran vídeos titulados «¡Ah!» y «Oye». Son juegos donde mi cara vuelve a ser protagonista. En uno de ellos, mi pelo se convierte en un pájaro y en otro mi cara llora hasta crear una montaña en la que me hundo, para salir multiplicada poco después.

-¿Por qué estos títulos tan cortos en todas sus creaciones?

-Siempre me cuesta poner un título para mis obras. «¡Ah!» no significaba nada, sólo era algo muy tranquilo y ligero, poco serio. En «¡Bu!» la idea es la reacción espontánea de la sorpresa.

-¿Cómo definiría su estilo?

-Sobre todo, es muy ligero, para nada complicado en ningún aspecto. Además, se podría calificar de plural, porque utilizo muchas modalidades distintas en mis obras.

-¿De dónde surge su inspiración a la hora de crear?

-Sobre todo de revistas, pero también me inspiro en la televisión, el cine y la música. Todo cosas cotidianas.

-¿Cuál es su formación como artista?

-Comencé estudiando la carrera de Bellas Artes en la Universidad de Tung-Hai, en Taiwan, durante cuatro años y después he continuado mis estudios con el segundo ciclo en la Universidad de Salamanca. Allí también me he especializado en arte salmantino y ahora estoy con mi periodo de investigación para el doctorado. También he hecho dos exposiciones individuales allí mientras estaba estudiando.

-¿Cómo termina una taiwanesa en Salamanca?

-La verdad es que me ha gustado España desde la primera vez que vine, a raíz de un viaje que hice por distintos países europeos con un grupo de amigos. Me gusta mucho la gente de aquí y por eso lo elegí este país para seguir estudiando. Tengo claro que volveré a Taiwan con mis padres, pero todavía me queda un tiempo de estudio.

-¿Está trabajando ya en nuevos proyectos?

-La verdad es que ahora quiero descansar un poco, porque acabo de terminar la creación de «¡Bu!», antes de pensar en comenzar con alguna nueva serie, que seguro que la habrá.

Taipéi (Taiwán), 1980

Esta joven artista taiwanesa comenzó sus estudios de Bellas Artes en la Universidad de Tung-Hai, para continuar licenciándose en esta carrera en la Universidad de Salamanca, donde en la actualidad se encuentra preparando su doctorado en el departamento de Historia del Arte. Precisamente, en la ciudad vecina ya ha expuesto en dos ocasiones, con «¡Ah!» y «¡Zas!». «¡Bu!», en Zamora, es su tercera muestra en España. En su país natal se pudieron ver sus creaciones «Bosque Oso y Amarillo I», «Bosque Oso y Amarillo II» y «Las fotos que se esconden debajo del sofá».