Dos pueblos zamoranos, un ejemplo de hermandad

Prado y Quintanilla del Olmo renuevan su estrecha relación de fraternidad en la "Rogativa" y el reencuentro en la "Raya"

Alcaldes y jueces de paz intercambian saludos y los bastones de mando de ambos municipios de Tierra de Campos

Vecinos de Prado y Quintanilla del Olmo han estrechado aún más los lazos de hermandad que comparten desde hace siglos, unión inquebrantable que escenifican cada 1 de mayo en la tradicional "Rogativa", que se celebra en la "frontera" entre los dos pequeños pueblos de Tierra de Campos.

El acto central de las fiestas volvió a reunir a los vecinos que conviven en ambos municipios y a los "hijos" que residen fuera, pero que en el primer día de mayo retornan a sus orígenes para participar en un ritual repleto muestras de cariño y de hospitalidad.

Y es que ambos pueblos han vuelto a dar ejemplo de su humanidad frente a las barreras y el enfrentamiento que separan a otros municipios en un medio rural que, más que nunca, necesita la unión de los vecinos para hacer frente a la despoblación.

La jornada festiva más esperada por los moradores de ambos pueblos fue inaugurada en Prado con la diana floreada y el repique de campanas, a cargo de la Asociación de Campaneros de Zamora, mientras que los de Quintanilla del Olmo se despertaron al ritmo de la música del grupo "Los Chirlos".

A las 11.30 horas llegó el momento más esperado de las fiestas y, desde sus respectivas localidades, los vecinos iniciaron el recorrido en procesión hasta reencontrarse en la "Raya" que los separa geográficamente, pero que se diluye en el paisaje terracampino durante la "Rogativa".

Banderas de Zamora, Castilla y León, España y la Unión Europea, portadas por niños y adolescentes, abrieron la comitiva en la que los vecinos de cada pueblo arroparon a las imágenes de San Isidro y de la Virgen del Rosario.

El párroco, Miguel Morán, acompañó a los habitantes de Prado, mientras que el sacerdote, Agapito Gómez, se unió un año más a la comitiva de Quintanilla del Olmo. En la "Raya" entre ambos municipios, separados por apenas tres kilómetros, los participantes en la "Rogativa" volvieron a emocionarse ante el afectuoso saludo y el intercambio de los bastones de mando entre la alcaldesa de Prado, Ana María Vidal, y el de Quintanilla del Olmo, Vicente Peláez, en el que también participaron los jueces de paz.

Las muestras de cariño afloraron un año más en una "Rogativa" muy especial para los vecinos que, tras el reencuentro, prosiguieron su camino para dirigirse en dirección contraria a sus respectivos pueblos y asistir a las misas oficiadas en San Babilés, en Quintanilla del Olmo, y en la iglesia de Santa María de Prado.

En el marco de la fiesta, los vecinos también abrieron de par en par las puertas de sus casas para recibir y agasajar a los "hermanos" con el tradicional "bollo" a los que también mostraron su respeto, afecto y cariño, valores que están muy presentes en la convivencia diaria.

La jornada festiva prosiguió en ambos pueblos con diferentes actividades lúdicas como música, una paellada, juegos infantiles o una chocolatada, que pusieron la guinda a una "Rogativa" que nació para implorar la lluvia y que, con el paso del tiempo reúne cada año a todos aquellos que sienten apego a una tierra en la que han conocido el verdadero significado de la hermandad.

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